Marisol Peña Cobas, la activista que salió de Cuba huyendo luego de que la Seguridad del Estado la amenazara con quitarle la custodia de su hija de siete años, está viviendo un infierno en Tapachula, ciudad fronteriza con Guatemala ubicada en el estado mexicano de Chiapas.
La cubana contó a Martí Noticias que llegó a México con su esposo y su niña el 21 de junio tras cruzar varias fronteras desde Nicaragua.
“Salimos con 50 euros, dos mudas de ropa y la bandera cubana. Era todo lo que teníamos”, dijo.
En México lleva casi tres meses y todavía no le ha llegado su cita para CBP ONE por lo que ha tenido que permanecer en Tapachula trabajando duro para sobrevivir.
"Tapachula es un agujero negro que se traga a los migrantes. Es como si estuviéramos presos, no podemos hacer nada”, contó.
“Aquí a diario lo que llega es mucho, y es terrible la situación que estamos viviendo. Las colas para cualquier trámite duran días y hasta las oficinas de Western Union están abarrotadas. No hay manera de cobrar el dinero que te envían los familiares y amigos desde Estados Unidos”, explicó.
“Hemos logrado sobrevivir con la ayuda de nuestros hermanos del exilio, que se han unido y cada uno envía lo que puede, y así es que hemos podido pagar la renta. El día 28 de este mes nos toca de nuevo pagar y ya no tenemos suficiente dinero”, agregó.
También dijo que al mes de estar en Tapachula "se comunicó con varios congresistas cubanoamericanos en Estados Unidos para explicarle la situación en la que estaban, pero le dijeron que ellos no podían hacer nada en este tipo de casos".