La noche del domingo, la comunidad de La Serrana, en el municipio avileño de Morón, vivió momentos de alarma y desesperación cuando el ranchón del Círculo Social de la zona fue consumido por un incendio. Según vecinos, la situación se tornó aún más crítica porque no fue posible contactar a los bomberos; la caída de la corriente eléctrica dejó sin cobertura la radiobase de ETECSA, lo que imposibilitó cualquier comunicación de emergencia.
En medio del fuego, los propios residentes actuaron de manera inmediata y decidida, usando lo que tenían a mano para intentar sofocar las llamas y evitar que se extendieran a las viviendas cercanas. Gracias a su esfuerzo, lo que podría haber sido una tragedia mayor se redujo a daños materiales, aunque el ranchón quedó completamente destruido. Este espacio, vital para la vida social de La Serrana, era un lugar donde los niños realizaban actividades recreativas y la comunidad se reunía para eventos culturales y sociales.
Hoy, de ese lugar que simbolizaba unión y esparcimiento, solo queda como un montón de escombros.
Lo ocurrido refleja, una vez más, las carencias que enfrenta el pueblo frente a emergencias que requieren intervención inmediata. La falta de servicios básicos, como la electricidad confiable y la cobertura de comunicación, sumada a la ausencia de respuesta institucional, convierte cualquier incidente en un riesgo extremo para la vida de las personas.
La denuncia ciudadana, compartida a través de La Tijera News, subraya cómo las comunidades quedan a merced de las circunstancias y deben depender de sus propios recursos para salvar lo que se pueda.
Este incendio también pone en evidencia el abandono de infraestructuras esenciales y espacios de recreación, que son fundamentales para el bienestar de los vecinos y, en especial, de los niños. La impotencia de los habitantes frente a la imposibilidad de recibir ayuda oficial contrasta con su valor y solidaridad, capaces de impedir una catástrofe mayor.
La Serrana, con su historia de resistencia y comunidad, vuelve a demostrar que la unidad y la acción colectiva son la última línea de defensa frente a la negligencia institucional. Este episodio deja claro que la protección del pueblo, incluso en situaciones de emergencia, depende más de la valentía de los propios vecinos que de las instituciones encargadas de velar por la seguridad ciudadana.
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