Cuba ha registrado más de 50.000 casos de chikunguña desde julio pasado, en un brote que continúa oficialmente en fase epidémica, aunque las autoridades sanitarias aseguran que la incidencia muestra una tendencia a la baja en las últimas semanas.
De acuerdo con datos ofrecidos por el Ministerio de Salud Pública (Minsap), el país acumula 50.101 casos de la enfermedad. De ese total, 48.198 corresponden a sospechas clínicas y 1.903 han sido confirmados por laboratorio, según informó la viceministra de Salud, Carilda Peña, durante una comparecencia en la televisión estatal.
La funcionaria explicó que en la última semana analizada se reportaron 955 casos menos en comparación con el período anterior. La tasa de incidencia nacional descendió de 29,76 a 19,73, un comportamiento que las autoridades califican como “favorable”, aunque reconocen que la epidemia no ha concluido.
En relación con el dengue, Peña afirmó que la situación “no ha tenido cambios significativos”, aunque habló de una reducción del 42,6 % de los casos en comparación con la semana previa, sin ofrecer cifras absolutas. Datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), basados en reportes oficiales, indican que Cuba ha acumulado 28.850 casos de dengue desde comienzos de año hasta mediados de diciembre.
Según la viceministra, tanto la chikunguña como el dengue han seguido el comportamiento previsto por los modelos epidemiológicos del Minsap, con una disminución sostenida durante las últimas ocho semanas. No obstante, la presión sobre el sistema de salud continúa siendo significativa.
Durante la última semana evaluada se registraron 41 pacientes en estado grave o crítico, la mayoría menores de 18 años. Hasta el momento, las autoridades reconocen 55 fallecimientos asociados a la epidemia, aunque no se reportaron nuevas muertes en el período más reciente.
El Ministerio de Salud mantiene como grupos de atención prioritaria a las embarazadas, mujeres recién paridas, neonatos y lactantes, y recomienda vigilancia médica estricta para jóvenes y personas mayores de 65 años con enfermedades crónicas. También advirtió que los pacientes diagnosticados deben extremar las medidas para evitar la propagación del virus en centros escolares y laborales.
El Gobierno cubano reconoció oficialmente la existencia de una epidemia de chikunguña y dengue el 12 de noviembre, pese a que los primeros casos se detectaron en julio y el pico de contagios se produjo entre septiembre y octubre. Días antes de ese anuncio, las autoridades solicitaron ayuda internacional tras el paso del huracán Melissa, incluyendo grandes volúmenes de productos químicos para combatir el mosquito transmisor.
La expansión de ambas enfermedades ocurre en un contexto de profunda crisis económica, marcado por la escasez de insumos, problemas de saneamiento y dificultades para sostener campañas sistemáticas de fumigación, factores que han favorecido la proliferación del vector y el avance de la epidemia en distintas regiones del país.
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