Una perrita en el municipio habanero de Santos Suárez quedó atrapada en una azotea después de la muerte de su dueño, y los vecinos del barrio piden con urgencia encontrarle un hogar de acogida antes de que sea demasiado tarde.
La internauta Margarita Fresco publicó en Facebook la denuncia con la dirección exacta del caso: calle San Benigno #404, apartamento 10, entre Santos Suárez y Santa Emilia, en el primer pasillo.
Según relató, el animal permanece día y noche en la azotea, sin resguardo frente al sol abrasador ni la lluvia, en condiciones de abandono absoluto.
Una vecina de la zona le suministra comida de vez en cuando, aunque ya tiene varios perros bajo su cuidado y no puede hacerse cargo de otro más.
Algunos moradores, desesperados, han sugerido soltarla a la calle, pero temen que no sobreviva porque nunca ha estado acostumbrada a valerse sola.
“Imaginen el calor de esa azotea, la lluvia y el hambre que pasa ese pobre animal.
Si alguien se compromete a salvarla, que lo haga; pero no jueguen con la vida de un ser indefenso”, lamentó una residente.
Vecinos aseguran que un grupo de rescatistas prometió recoger a la perrita, pero nunca regresaron, lo que ha generado frustración y desconfianza en la comunidad.
La incertidumbre sobre el destino del animal refleja un problema mayor que atraviesa toda la isla: la falta de un sistema oficial de protección animal que garantice respuestas rápidas en estos casos.
En Cuba, aunque desde 2021 existe el Decreto-Ley No. 31 de Bienestar Animal, la aplicación práctica ha sido mínima.
Las sanciones son poco efectivas y los mecanismos de denuncia suelen quedar sin respuesta.
La ausencia de albergues estatales deja el cuidado de los animales abandonados en manos de voluntarios y organizaciones independientes, que muchas veces no cuentan con recursos suficientes para atender la creciente demanda.
Ante esta realidad, ciudadanos y activistas insisten en la importancia de la solidaridad comunitaria, el rescate responsable y la colaboración con grupos protectores de animales.
Solo la suma de esfuerzos puede evitar que historias como la de esta perrita, atrapada en una azotea tras la muerte de su dueño, terminen en tragedia.
Los vecinos de Santos Suárez esperan que alguien con un corazón dispuesto dé un paso adelante y ofrezca a la perrita un hogar digno, lejos del abandono y del sufrimiento que hoy padece.
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