En una movida que subraya la intención de endurecer aún más su régimen autoritario, Nicolás Maduro ha designado a Diosdado Cabello como el nuevo Ministro de Interior, Justicia y Paz de Venezuela. La designación, realizada en una transmisión en cadena nacional de radio y televisión, coloca a Cabello, un hombre temido dentro del régimen y conocido por su mano dura, al frente de todos los cuerpos de seguridad y represión del país.
Diosdado Cabello, quien también es vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha sido un pilar fundamental en la estructura de poder chavista. Conocido por su lealtad inquebrantable a Maduro, Cabello ha sido señalado por numerosos organismos internacionales por violaciones a los derechos humanos. Estados Unidos lo ha sancionado y emitido una orden de captura en su contra, ofreciendo una recompensa por su captura debido a su presunta participación en crímenes graves, incluyendo represión y persecución política.
Este nombramiento se produce en un contexto de creciente represión en Venezuela, donde la dictadura de Maduro ha intensificado su persecución contra disidentes y opositores. Cabello ha jugado un papel crucial en este escenario, ordenando condenas severas contra cualquier persona que se atreva a manifestar su descontento con el régimen, especialmente tras el cuestionado proceso electoral que consolidó aún más el poder de Maduro.
Además de su nuevo rol, Cabello sigue siendo una figura dominante en la Asamblea Nacional, controlada completamente por el chavismo, y es el conductor del programa de televisión "Con el Mazo Dando". Este programa ha sido objeto de críticas por parte de organismos internacionales, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), que ha recomendado su cierre debido al uso de la plataforma para atacar, señalar y difamar a opositores.
Cabello reemplaza en el cargo a Remigio Ceballos, un militar que fue conocido por su controversial gestión, incluida la liberación de decenas de "pranes" o líderes negativos de las cárceles venezolanas, entre ellos el notorio "Niño Guerrero", jefe del Tren de Aragua, una de las organizaciones criminales más peligrosas del país.
Con esta designación, Maduro parece estar reforzando su estrategia de represión y control absoluto, asegurándose de que todas las fuerzas de seguridad estén bajo el mando de uno de sus aliados más cercanos y leales. Este movimiento es visto por analistas como un paso más hacia la consolidación de un estado policial, donde cualquier forma de disidencia es sofocada violentamente, y la represión se convierte en el principal mecanismo de control social. La comunidad internacional sigue de cerca estos desarrollos, mientras la situación de los derechos humanos en Venezuela continúa deteriorándose bajo la férrea dictadura de Maduro y sus colaboradores más cercanos.
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