Las tensiones entre Rusia y la OTAN alcanzaron un nuevo punto crítico tras las declaraciones del Kremlin que señalan abiertamente que la Alianza Atlántica ya está en guerra con Moscú.
"La OTAN está en guerra con Rusia. Esto es obvio y no requiere de pruebas adicionales", afirmó Dmitri Peskov, portavoz presidencial ruso, en una declaración que genera alarma en todo el escenario geopolítico europeo.
Estas palabras llegan poco después de que varios drones rusos violaran el espacio aéreo polaco, provocando reacciones inmediatas en Varsovia y un refuerzo militar urgente por parte de la Alianza.
La situación se agravó cuando Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y una de las figuras más beligerantes del régimen, advirtió que cualquier intento de establecer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania o derribar drones rusos sería considerado por Moscú como un acto de guerra directo por parte de la OTAN.
En su comunicado, Medvédev fue más allá, amenazando con represalias extrajudiciales contra los responsables de transferir activos rusos congelados a Ucrania, usando un lenguaje que ha elevado la preocupación sobre una posible escalada sin precedentes.
La OTAN respondió con la activación de la operación ‘Centinela Oriental’, desplegando cazas F-16, Rafale y Eurofighter, así como buques de guerra, en varios países del flanco este europeo. El secretario general de la Alianza Mark Rutte calificó la reciente oleada de violaciones del espacio aéreo como "la mayor concentración de incidentes" registrada hasta la fecha, descartando que se trate de acciones aisladas y subrayando la creciente agresividad rusa.
Paralelamente, continúan los ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Bielorrusia bajo el nombre de Zapad‑2025, en los que se han desplegado sistemas de armas avanzadas, incluyendo misiles hipersónicos y la movilización de fuerzas cerca de la frontera polaca.
La participación de observadores militares estadounidenses en estas maniobras genera confusión diplomática, siendo esta la primera vez que se registra tal presencia en ejercicios rusos.
El conflicto entre Rusia y Occidente se enmarca en un contexto de creciente presión internacional, luego de la reciente cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin en Alaska, donde no se alcanzaron acuerdos significativos.
Desde entonces, Moscú ha intensificado sus ataques en Ucrania y violado repetidamente el espacio aéreo de países miembros de la OTAN, mientras se endurecen las sanciones económicas y las exigencias de EE. UU. hacia sus aliados.
Los hechos ocurren en medio de un clima cada vez más volátil, donde las líneas entre la disuasión y el enfrentamiento directo parecen desdibujarse con rapidez.
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