El hallazgo del cuerpo sin vida de un hombre en la ciudad de Holguín ha generado preocupación entre los residentes y vuelve a encender las alarmas sobre la inseguridad y el deterioro social que se vive actualmente en Cuba. Según información difundida por la página de Facebook La Tijera, el hecho ocurrió en horas recientes en la zona conocida como La Plaquita, ubicada en el Reparto Lenin.
Hasta el momento, no se han ofrecido detalles oficiales sobre la identidad del fallecido ni sobre las causas de su muerte. Las autoridades acudieron al lugar tras el reporte del cuerpo, pero no han emitido comunicados que aclaren si se trata de un hecho violento, una muerte natural o una posible consecuencia de otras circunstancias vinculadas a la crisis social que atraviesa el país. Esta falta de información oficial ha incrementado la incertidumbre entre los residentes de la zona.
De acuerdo con testimonios recogidos de manera extraoficial, el cuerpo fue encontrado en un espacio frecuentado por transeúntes, lo que provocó conmoción y temor entre los vecinos, quienes expresaron su preocupación por la seguridad en el barrio.
Este suceso se suma a una creciente lista de muertes y hechos violentos reportados en distintas provincias del país, en un contexto marcado por el aumento de la delincuencia y la sensación de desprotección ciudadana. Robos, agresiones, homicidios y hallazgos de cuerpos en circunstancias poco claras son cada vez más frecuentes, mientras las autoridades mantienen un discurso oficial que minimiza o silencia la magnitud del problema.
Paralelamente, el incremento del número de personas indigentes es otro fenómeno alarmante que refleja la profundidad de la crisis económica. El colapso del sistema productivo, la inflación descontrolada, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, y los salarios insuficientes han empujado a miles de cubanos a situaciones extremas de pobreza. En muchas ciudades es común ver personas durmiendo en portales, parques o espacios públicos, sin acceso a atención médica, alimentación adecuada ni protección social.
En este contexto, no puede descartarse que el fallecido sea una persona en situación de calle, un grupo especialmente vulnerable al hambre, las enfermedades y la violencia. El abandono institucional y la ausencia de políticas efectivas para atender a los más necesitados han convertido la indigencia en una realidad visible y dolorosa, con consecuencias humanas cada vez más graves.
El hallazgo del cuerpo en Holguín no solo plantea interrogantes sobre este caso específico, sino que expone una realidad más amplia de inseguridad, deterioro social y abandono, donde la vida de muchos ciudadanos parece perder valor ante la inacción y el silencio oficial. Mientras no se esclarezcan las causas ni la identidad del fallecido, el suceso seguirá siendo un símbolo del miedo y la incertidumbre que hoy acompañan la cotidianidad de miles de cubanos.