El Gobierno de Cuba volvió a exhibir un tono optimista frente a la crisis sanitaria al celebrar un vaticinio basado en modelos matemáticos que sitúan el control total de la epidemia de arbovirosis para inicios de 2026, en un contexto marcado por la escasez de medicamentos, limitaciones diagnósticas y una creciente desconfianza ciudadana en el sistema de salud.
Según informó el sitio de la Presidencia, el pronóstico fue presentado por el matemático Raúl Guinovart Díaz, director de Ciencia y Técnica de la Universidad de La Habana, durante la reunión semanal de expertos y científicos para temas de Salud que convoca el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez. De acuerdo con Guinovart, los modelos predicen que la epidemia “debe estar totalmente controlada” a comienzos del próximo año.
El académico señaló que la incidencia de síndromes febriles asociados al dengue y al chikungunya ha disminuido en la mayoría de las regiones del país. No obstante, admitió que Las Tunas, Holguín y el municipio especial Isla de la Juventud muestran una tendencia al incremento de reportes. Aun así, insistió en que mantener las medidas actuales es “determinante” para no alterar los resultados proyectados.
En la misma reunión, la viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, confirmó una reducción del 25,8 % en los síndromes febriles respecto a la semana anterior. “Todas las provincias disminuyen el reporte, aunque aún se mantienen en epidemia”, precisó. Añadió que Matanzas, donde se detectaron los primeros casos de chikungunya, se encuentra en “canal de éxito”, según la clasificación epidemiológica.
Sin embargo, especialistas y ciudadanos cuestionan que estos modelos puedan estar subestimando la magnitud real del problema debido al subregistro de casos. La falta de confianza en el sistema sanitario y la carencia de recursos hacen que muchas personas opten por no acudir a los hospitales y recurran a la automedicación. El propio Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP) ha reconocido que las pruebas diagnósticas solo se realizan a una fracción de los pacientes.
El anuncio del supuesto control inminente de la epidemia coincide, además, con reportes internacionales que alertan sobre la gravedad de la situación sanitaria en Cuba y con recomendaciones de no viajar a la Isla, en un momento especialmente delicado para un sector turístico ya en crisis.
Durante la reunión, la directora general de Atención Médica y Social del MINSAP, Ailuj Casanova Barreto, informó que más del 93 % de las gestantes con 37 semanas se encuentran ingresadas, como medida preventiva. También señaló que, de los 55 fallecimientos oficiales atribuidos a las arbovirosis, la mayoría corresponde a menores de edad, una cifra que contrasta con reportes independientes.
Casanova Barreto indicó además que existen 27 pacientes graves y críticos en terapias intensivas, con predominio de niños, aunque destacó una “mayor percepción de riesgo” y llegadas más tempranas a los servicios de salud. “Hasta este minuto y si seguimos así, podemos cerrar el año sin gestantes fallecidas por arbovirosis”, afirmó.
Un dato revelador expuesto en la reunión fue que solo en Matanzas se han atendido 5.000 pacientes en la fase crónica del chikungunya, y casi el 60 % necesitó rehabilitación, evidencia de las secuelas prolongadas que deja la enfermedad.
Entre proyecciones matemáticas y realidades cotidianas, el contraste sigue marcando la gestión de la epidemia en Cuba: optimismo oficial frente a un sistema sanitario que continúa operando bajo una fuerte presión estructural.