El actor cubano Luis Alberto García publicó en su muro de Facebook un texto cargado de ironía y enojo en el que describe, con crudeza y sarcasmo, el impacto cotidiano de los apagones eléctricos en los hogares cubanos, especialmente en medio de las fechas navideñas.
En su publicación, García agradece de manera mordaz a un “Estado EXITOSO” por pensar —según dice— en quienes no tienen arbolitos de Navidad, ya que los cortes eléctricos intermitentes convierten las casas en una suerte de adornos luminosos improvisados. La corriente “viene y se va” repetidamente a lo largo del día, creando un ambiente caótico donde los electrodomésticos anuncian el regreso momentáneo de la electricidad con pitidos, luces y arranques inesperados.
El actor detalla cómo ventiladores que arrancan solos, cocinas eléctricas que encienden bombillos y lavadoras que intentan continuar ciclos interrumpidos se convierten en símbolos de una rutina marcada por la inestabilidad energética. En su caso, subraya una realidad compartida por muchas familias: la falta de gas doméstico, que obliga a depender de la electricidad o del carbón, cuyo precio —señala— ya alcanza los mil 700 pesos y sigue en aumento.
Con sarcasmo evidente, García alude a la supuesta reposición rápida de los equipos dañados por las fluctuaciones de voltaje, cuestionando la promesa implícita de que cualquier electrodoméstico afectado sería reemplazado “en menos de 72 horas y de la misma marca y precio”. La pregunta retórica refuerza el tono crítico del mensaje.
Finalmente, el actor sugiere que para el 31 de diciembre podrían llegar nuevas “sorpresas”, en nombre de la continuidad, cerrando su reflexión con una mezcla de ironía y resignación.
La publicación ha sido ampliamente comentada y compartida, resonando entre usuarios que se identifican con la experiencia descrita y que ven en el texto una denuncia directa, aunque sarcástica, de una situación que consideran tan cotidiana como insostenible.
Mensaje textual:
"Doy gracias a este Estado EXITOSO por pensar en todos los que no tenemos arbolitos de Navidad ( ese rezago imperialista, símbolo del colonialismo cultural, según lo que publicó un prieto ahí). Esta iniciativa del quitaypon de la corriente en cortos intervalos y a lo largo de todo el día, convierte nuestras moradas ( morados de ira, estamos) en esos adornos típicos de estas fechas. Viene, se va, se va, viene, la vuelven a quitar… los electrodomésticos que aún sobreviven a las fluctuaciones de voltaje, avisan con sus soniditos, el ventilador arranca solo, la cocina GELECT enciende bombillitos ( somos una familia SIN GAS), el saco de carbón a 1700 cabillas y subiendo, la lavadora prosigue su ciclo programado hasta que vuelve a quedarse sin alimentación... Es divertido. Por fortuna, equipo que se te daña, equipo que te reponen en menos de 72 horas y de la misma marca y precio. ¿No es verdad? Intuyo que para el 31 nos van a sorprender con más. Para ser consecuentes con la continuidad".
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