La Habana, la histórica villa de San Cristóbal, "Ciudad Maravilla", atraviesa hoy una de las etapas más críticas de su existencia. Así lo denuncia el activista Cesáreo Navas, quien en una publicación realizada este miércoles 17 de diciembre —día del venerado San Lázaro— describe con crudeza el panorama que encontró al recorrer la calle Monte y sus alrededores, en el municipio Centro Habana.
Aun convaleciente del virus chikungunya, Navas decidió caminar por la zona y fue testigo directo de una realidad que califica de espantosa y profundamente alarmante.
Basureros desbordados, malos olores, aguas estancadas, calles y aceras llenas de huecos, y edificios al borde del colapso forman parte del paisaje cotidiano que deben enfrentar tanto los residentes como los visitantes de la capital cubana. Según el testimonio, la insalubridad no es un hecho aislado ni circunstancial, sino una condición permanente que convierte la vida diaria en un ejercicio de supervivencia.
“Estamos vivos de milagro”, afirma, aludiendo a la proliferación de virus, bacterias y enfermedades que encuentran en la suciedad el caldo de cultivo perfecto.
La denuncia apunta directamente a la responsabilidad de las autoridades. Navas critica la falta de prevención, la incapacidad de gestión y la reacción tardía de los gobernantes, quienes —solo cuando la situación se vuelve insostenible— despliegan maquinaria pesada y camiones para retirar la basura. Sin embargo, estas acciones, lejos de solucionar el problema de manera integral, provocan nuevos daños: aceras y contenes destruidos, calles aún más deterioradas y un sentimiento generalizado de abandono. La metáfora utilizada es contundente: “después de mí, el diluvio”.
El texto también deja entrever el cansancio físico y emocional de quienes intentan alzar la voz. El propio autor se ve obligado a interrumpir su escrito debido a la pésima conexión a internet, otro síntoma del colapso generalizado del país. Tras más de dos horas intentando publicar su denuncia, confiesa estar agotado.
La publicación de Cesáreo Navas no es solo una queja personal, sino el reflejo del sufrimiento de miles de habaneros que viven rodeados de basura, destrucción y enfermedades, esperando soluciones reales en una ciudad que se desmorona ante los ojos de sus propios habitantes.
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