El perfil de Facebook Seguidores de Estrellas de Cueto, en el oriente de Cuba, estremeció las redes al publicar una noticia que muestra hasta qué punto ha llegado la crisis nacional.
La pequeña Yenifer, de apenas 8 años, falleció y su familia, destrozada por la tragedia, enfrenta un velorio sin luz eléctrica.
“Amigos de Cueto, falleció la pequeña Yenifer de 8 añitos y la estamos velando a oscuras. Tenemos prestada una planta, necesitamos de un alma que nos done 5 litros de gasolina. Cuento con el apoyo de todos mis cuetanos, estamos destruidos”, publicó la página.
El hecho, más allá de lo desgarrador por la corta edad de la niña, se vuelve una imagen de lo surrealista y cruel de la Cuba de hoy: despedir a una menor en completa oscuridad, con la desesperada búsqueda de combustible para poder encender una planta eléctrica prestada, mientras los padres, familiares y vecinos intentan darle un último adiós con un mínimo de dignidad.
En el mismo país donde la cúpula política y militar organiza fastuosas fiestas para el turismo extranjero, millones de familias viven sin acceso a servicios básicos.
La electricidad, que debería ser un derecho elemental, se ha convertido en un lujo incluso para las horas más dolorosas de la vida.
El velorio de Yenifer desnuda una verdad que duele: ni siquiera la muerte respeta la precariedad del cubano.
En medio de lágrimas y rezos, se pidió gasolina como quien pide velas o flores, un símbolo de lo que significa sobrevivir y morir en la isla.
El caso ha despertado indignación y compasión entre los internautas, que no comprenden cómo un pueblo que sufre apagones diarios, hambre y desabastecimiento, debe además soportar que ni la despedida de un ser querido, en este caso de una niña inocente, pueda hacerse con dignidad.
La publicación de Seguidores de Estrellas de Cueto es un retrato de lo que muchos llaman el “realismo trágico cubano”, donde la miseria y la falta de recursos alcanzan incluso los momentos más sagrados de la vida humana.