La creciente ola de robos de motorinas que golpea a la ciudad de Holguín tuvo un episodio distinto, cuando vecinos de un barrio lograron capturar a uno de los presuntos asaltantes en plena calle y lo retuvieron hasta que llegó la Policía.
Según relató a medios independientes la ciudadana Irma Broek, testigo del hecho, “solamente en el mes de julio han sido asaltados al menos cinco motoristas en la zona”, lo que ha generado un clima de inseguridad pocas veces visto.
La población afirma que en la mayoría de los casos los autores de estos delitos actúan en pareja, y que el detenido podría formar parte de un dúo delictivo que lleva semanas operando impunemente.
El incidente ocurrió en horas de la tarde, cuando un grupo de vecinos reconoció al supuesto ladrón y lo interceptó.
Entre varias personas lo desarmaron, lo inmovilizaron y lo ataron a la espera de que llegara una patrulla.
“No hubo violencia excesiva, pero no íbamos a dejarlo escapar. Aquí la gente está cansada de que nadie haga nada”, expresó otro testigo que prefirió mantener el anonimato.
Los residentes afirman que los implicados en estos asaltos serían jóvenes de entre 18 y 25 años, que emplean cuchillos o armas improvisadas para intimidar a las víctimas y arrebatarles sus medios de transporte.
Las motorinas, en medio de la crisis de transporte y el encarecimiento de la gasolina, se han convertido en bienes muy codiciados, tanto para su uso personal como para la reventa en el mercado negro.
La captura popular refleja el nivel de hartazgo social. “Es la única manera que la gente siente que puede defenderse, porque el gobierno no ofrece garantías reales de seguridad”, señaló Broek. Aunque la Policía llegó al lugar y se llevó al detenido, no hay confianza en que el caso termine con una condena ejemplar, ya que en otras ocasiones, aseguran vecinos, los responsables de robos similares han sido liberados al poco tiempo.
Organizaciones opositoras insisten en que estos delitos son consecuencia directa de la crisis económica, el desempleo y el deterioro del orden social bajo el régimen.
En Holguín, como en otras provincias, la delincuencia común crece mientras las autoridades concentran sus recursos en vigilar y reprimir a activistas y ciudadanos críticos.
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