En el reparto Alamar, en Habana del Este, la llegada de un camión con arroz provocó escenas de caos y desesperación. Decenas de personas salieron corriendo tras el vehículo, en un intento desesperado por asegurar algo de alimento ante la escasez que ha marcado la vida cotidiana durante meses. Este arroz, correspondiente a la Libreta de Racionamiento, estaba atrasado desde agosto y se distribuyó en cantidades que resultan insuficientes para cubrir las necesidades básicas de la población.
La situación refleja de manera clara y dramática el hambre que persiste en muchos sectores del país. Los salarios insuficientes, los precios inalcanzables de los productos de primera necesidad y la falta de recursos básicos para la subsistencia se combinan para generar un panorama de miseria y angustia permanente.
Familias enteras se ven obligadas a ingeniárselas para poder comer, mientras la llegada de alimentos básicos se convierte en un evento casi extraordinario y, a la vez, en una competencia feroz entre quienes buscan llevar algo a la mesa.
Los comentarios de los ciudadanos en redes sociales muestran indignación, frustración y resignación. Muchos recuerdan las injusticias pasadas y señalan la ironía de que el sistema que alguna vez reprimió a quienes decidieron abandonar el país hoy los castigue, obligándolos a vivir entre carencias extremas.
Otros enfatizan que los productos que llegan son tan limitados que apenas alcanzan para una ración mínima, dejando claro que el sistema continúa profundizando la crisis y extendiendo la sensación de impotencia y abandono entre la población.
Este escenario no solo refleja problemas logísticos o económicos: es un símbolo de la desesperanza que sienten millones de cubanos, que luchan por sobrevivir día a día bajo condiciones extremas. La distribución de alimentos básicos, lejos de ser una solución, evidencia la falta de planificación, la negligencia y la incapacidad de garantizar los derechos más elementales de la población.
Mientras tanto, la gente continúa adaptándose como puede, recurriendo a inventos, trueques y soluciones improvisadas para poder alimentar a sus familias y mantener viva la esperanza de que algún día la situación pueda mejorar.
Del perfil de La Tijera