Una reciente denuncia ciudadana acerca de una calle intransitable en el municipio El Cerro, en La Habana, ha vuelto a poner en evidencia una dinámica conocida pero cada vez más descarada: los problemas urbanos en Cuba no se resuelven hasta que son expuestos por los medios alternativos que difunden las voces del exilio.
En este caso, el medio La Tijera expone que la vía en cuestión, cercana al estadio Latinoamericano, presentaba enormes baches y aguas albañales, afectando no solo al tránsito vehicular, sino también a un policlínico que colinda con la zona. Según los vecinos, muchos autos sufrían diariamente daños al caer en los cráteres.
Esa calle, además de estar frente a una institución de salud, es una senda muy utilizada por vehículos, motos, bicicletas y camiones pues comunica la populosa calle Infanta con la avenida de Ayestarán y la Plaza de la Revolución.
Solo 48 horas después de la publicación en redes sociales, brigadas oficiales se presentaron para comenzar las reparaciones.
"¿Es casualidad o prueba de que sí hay recursos, pero se activan solo bajo presión internacional?", se preguntan muchos desde la publicación. Y la respuesta parece cada vez más clara para los cubanos: las autoridades actúan únicamente cuando el escándalo es inevitable.
Este patrón no es nuevo. En 2023, una denuncia viral sobre el colapso de una escuela primaria en Marianao provocó que el Ministerio de Educación enviara materiales y obreros en menos de una semana.
En 2024, imágenes de un basurero en Centro Habana circularon por Twitter y Facebook durante días, hasta que la presión llevó a una intervención urgente de comunales. Los ciudadanos, muchas veces ignorados en los canales oficiales, han encontrado en las plataformas digitales una herramienta eficaz para romper la censura y lograr respuestas concretas.
Medios independientes como Cubanet, ADN Cuba y Periódico Cubano han documentado más de 120 casos similares en los últimos tres años. En todos, el patrón es el mismo: una denuncia ignorada localmente se vuelve viral en redes, y eso activa una reacción estatal. En palabras de un usuario: “Le tienen más miedo a un post en Facebook que a una reunión del Poder Popular”.
"¿Por qué hay que esperar que los cubanos en el exilio alcen la voz para que los problemas se resuelvan?", se pregunta La Tijera News. Es una pregunta que resuena cada vez más fuerte. El uso de redes sociales para denunciar se ha convertido en un mecanismo de control ciudadano, aun en un contexto donde las libertades están severamente limitadas.
Mientras tanto, los ciudadanos dentro y fuera de la Isla seguirán usando Facebook no solo para comunicarse, sino para fiscalizar. Porque cuando el sistema no responde a sus ciudadanos, el pueblo aprende a usar la única arma que le queda: la denuncia pública.
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