La activista cubana Rosa María Payá Acevedo lanzó una nueva y contundente denuncia contra el régimen de La Habana, al afirmar que Miguel Díaz-Canel y el resto de los dirigentes comunistas no representan al pueblo, ya que los cubanos llevan más de seis décadas sin poder votar en elecciones libres y pluripartidistas.
“Ese orden se rompió hace más de 70 años, ni Canel es presidente, ni tú canciller, ni los cubanos han votado jamás por el comunismo. Usurpar el poder no es representar al pueblo”, escribió Payá en su cuenta de X, respondiendo a declaraciones recientes del canciller Bruno Rodríguez Parrilla.
La frase sintetiza lo que juristas y politólogos consideran el núcleo del problema cubano: la ausencia de legitimidad democrática en la estructura del poder político.
Desde 1959, tras el triunfo de la Revolución, Cuba nunca ha celebrado elecciones auténticamente competitivas.
El Partido Comunista, único legalizado y definido como “fuerza superior”, monopoliza la vida política, impidiendo la existencia de fuerzas alternativas.
De acuerdo con la teoría política, la democracia requiere pluralismo partidista, separación de poderes, elecciones libres y respeto a libertades civiles.
Ninguno de esos elementos ha estado presente en la isla en los últimos 66 años.
El modelo instaurado por Fidel Castro y heredado por sus sucesores se basa en el control absoluto de las instituciones y la imposición vertical de dirigentes designados desde la élite comunista.
Para Rosa María Payá, ello convierte a Díaz-Canel en un “usurpador” del cargo, pues carece de legitimidad de origen y de ejercicio.
Expertos clasifican al sistema cubano como una dictadura de partido único con rasgos totalitarios.
A diferencia de otros regímenes autoritarios, en la isla no existen espacios de competencia ni tolerancia política.
La censura, la represión de la disidencia y el control sobre la economía refuerzan un modelo cerrado y excluyente.
Esa estructura ha asegurado la continuidad de la élite gobernante durante más de medio siglo, sin dar al pueblo el derecho básico a elegir y ser elegido.
Hija del fallecido líder opositor Oswaldo Payá Sardiñas, Rosa María Payá se ha convertido en una de las voces más influyentes de la oposición cubana.
A través del movimiento Cuba Decide, promueve la celebración de un plebiscito vinculante que abra las puertas a elecciones libres y plurales.
Su estrategia combina la denuncia internacional con la movilización cívica, defendiendo siempre una transición pacífica y centrada en los derechos humanos.
Para muchos analistas, su liderazgo representa una alternativa sólida en un futuro proceso de democratización.
El mensaje de Payá no es solo un pronunciamiento político, sino un recordatorio de que el régimen carece de los fundamentos modernos de legitimidad descritos por Max Weber.
No se sostiene en la tradición, ni en el carisma, ni en la legalidad racional, sino únicamente en la represión y la propaganda.
Su denuncia apunta al corazón del dilema cubano: sin elecciones libres y pluralidad de opciones políticas, no existe un verdadero gobierno legítimo en la isla.
La transición a la democracia sigue pendiente, y las voces opositoras insisten en que cada día sin libertad agrava el costo humano y social.