Los damnificados del huracán Rafael que en el mes de noviembre del pasado año hizo estragos en Alquízar, La playa de Cajío y del municipio Artemisa se encuentran aún albergados en el Campamento "Comandancia La Plata" de Guira de Melena, abandonados a su suerte. Y decimos esto por aquello más que un albergue para familias necesitadas, es un campo de concentración, relata el perfil de La Tijera.
"Alejados del pueblo de Güira, están viviendo un verdadero infierno. En el lugar hay niños, muchos lactantes, sin condiciones mínimas. La alimentación es pésima,ni siquiera cuentan con la mínima atención médica.
"No tienen ningún tipo de apoyo de las instituciones del gobierno y el PCC. Solamente se han acercado miembros de iglesias que han llevado un poco de alivio y esperanza en medio de tanto abandono. Las ayudas de la Cruz Roja Internacional y las donaciones que se han recibido para los damnificados no están llegando a sus manos.
"Es, realmente, un verdadero abuso y una falta de sensibilidad con personas que han perdido sus hogares, sus bienes materiales y que han perdido la fé en poder recuperarse por el abandono del régimen indolente".
Un verdadero bochorno para una cúpula gobernante encabezada por el Pinocho mayor, Miguel Díaz Canel, que se atreve a comparar a los integrantes de esa oprobiosa dictadura con el pueblo cubano, sufrido, explotado, demagógicamente humillado.
"¡Ningún cubano será abandonado por la Revolución!" son palabras que se las ha llevado el viento o, como prefieran las ráfagas de Rafael. Lo que sí es cierto que para nada son ni han sido verdaderas.
Y otros ejemplos sobran: los municipios de Baracoa, San Antonio del Sur, Imías y Maisí en Guantánamo, que quedaron devastados tras el paso del huracán Oscar con saldo de ocho personas muertas, se hallan prácticamente a la deriva. Más de 12 mil viviendas arrasadas, más de 66 mil personas desplazadas. Valdría la pena preguntarse: ¿qué es de su vida? Si esa situación por la que atraviesan pudiera considerarse vida. Los habitantes de esos territorios enfrentan desafíos inimaginables y aún así les cobraron los colchones que repartieron.
La situación en Guantánamo y Artemisa, amén de las condiciones naturales contra las que no se puede luchar, refleja la vulnerabilidad de las comunidades ante fenómenos climáticos extremos: casas en pésimo estado y muy frágiles son arrasadas y sus habitantes, abandonados a su suerte, viviendo en tiendas de campaña o en ex escuelas al campo sin ningún tipo de atención.
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