El conflicto en la Franja de Gaza continúa cobrándose vidas de las formas más crueles e inesperadas. Esta vez, la tragedia vino desde el cielo. Adi Nahed al Quran, un enfermero gazatí, murió en la ciudad de Al Zawaida luego de que uno de los paquetes de ayuda humanitaria lanzados desde el aire cayera sin control sobre él.
El paracaídas que debía amortiguar el impacto falló y el cargamento, que debía alimentar a familias enteras, terminó siendo letal. Su caso resume el grado de desesperación y el tipo de muertes que enfrentan los civiles atrapados en el enclave: morir por hambre o por intentar sobrevivir.
Las autoridades del Hospital de los Mártires de Al Aqsa confirmaron su fallecimiento, que conmocionó incluso a quienes ya están habituados a las cifras de dolor.
Desde que comenzó el conflicto en octubre de 2023, al menos 1.516 personas han muerto por causas relacionadas con la desnutrición, mientras el acceso a comida, agua y suministros esenciales sigue siendo limitado o completamente bloqueado.
Las restricciones impuestas por Israel han llevado a la población a depender casi exclusivamente de los lanzamientos aéreos de ayuda, organizados por diversos países. Pero estos esfuerzos, aunque desesperados, también han sido señalados por su ineficacia y peligrosidad.
Philippe Lazzarini, comisionado general de la UNRWA, ya había advertido públicamente que los lanzamientos son costosos, ineficientes y pueden matar a los mismos civiles que buscan socorrer.
Mientras la ayuda cae desde los cielos, los ataques continúan en tierra. Solo este lunes se reportaron 29 muertes más en distintos puntos de Gaza, entre ellas las de un niño llamado Sand Muhammad Saad, fallecido por desnutrición en el Hospital Shifa. En las últimas 24 horas, cinco personas murieron por falta de alimentos. Ocho más murieron cerca de un centro de distribución de ayuda gestionado por la GHF, presuntamente tras ser alcanzadas por disparos de soldados israelíes.
En barrios como Shejaiya, Beit Lahia, Deir al Balah y Rafah se siguen contando muertos tras ataques y bombardeos. El número total de fallecidos supera ya los 60.900, y la presión internacional crece, con denuncias ante la Corte Internacional de Justicia. En Gaza, la ayuda ya no se distingue de la amenaza.
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