Lina Luaces, recién coronada Miss Universe Cuba, ha alzado su voz en Instagram para responder con valentía a quienes han puesto en duda su legitimidad como representante de la isla en el certamen de belleza más importante del mundo. En un emotivo video y mensaje extenso, la joven, hija de la reconocida presentadora Lili Estefan y sobrina de Gloria y Emilio Estefan, abordó directamente las críticas por su acento, su dominio del español y su nacimiento en Miami.
“Aunque lo ven como una debilidad que el español no sea mi primer idioma, yo lo veo como una fortaleza. Los idiomas no son barreras, son puentes”, afirmó con firmeza Luaces, destacando que su historia como parte del exilio cubano no la aleja de sus raíces, sino que las honra desde otra perspectiva.
A lo largo de su mensaje, la modelo confesó que durante mucho tiempo luchó con la sensación de no merecer sus logros, cargando con culpas que hoy ha transformado en motivación. “Nada sucede por casualidad, Dios no comete errores. No puedo controlar de dónde vengo, pero puedo controlar lo que elijo hacer con eso”, expresó, dejando claro que su camino está marcado por la fe y la determinación.
Luaces reivindicó con orgullo su identidad cubana, asegurando que representa a toda una generación nacida fuera de la isla pero profundamente conectada con ella. “Estas últimas nueve semanas me han puesto a prueba, pero la lección más grande es que soy suficiente. No estoy definida por donde vengo, sino por hacia dónde voy”, sentenció.
El post, que rápidamente acumuló miles de reacciones, estuvo lleno de mensajes de apoyo y admiración. “Has respondido con amor incluso a tus críticos” y “Nos representas con orgullo” fueron algunos de los comentarios más repetidos por sus seguidores.
Conscientemente del peso simbólico de su corona, Lina también envió un mensaje a los cubanos que, como ella, han crecido en medio de culturas entrelazadas: “Entiendo que con un gran poder viene una gran responsabilidad, y lo recibo con los brazos abiertos, no solo por la niña interior que se sintió incomprendida e invisible, sino por cada cubano que ha sentido lo mismo”.
Y con el carisma que la caracteriza, cerró su declaración con un guiño identitario que fusiona ternura y determinación: “Gracias, Cuba. Llevo tu esperanza en mi corazón y te haré sentir orgullosa. Te presento a Lina Luaces, tu pastelito de guayaba”.
Una frase que encapsula no solo su personalidad, sino también su forma de defender —con dulzura y firmeza— su derecho a representar a la isla que corre por sus venas.
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