El sacerdote católico Alberto Reyes Pías, de la Arquidiócesis de Camagüey, ha vuelto a levantar su voz con firmeza y claridad para denunciar la cruda realidad que vive el pueblo cubano, marcada por el hambre, la desesperanza y el miedo constante a represalias por parte del régimen.
En recientes declaraciones públicas, el padre Reyes afirmó sin ambigüedades: “Es una Cuba que pasa hambre, y eso es una realidad. La gente pasa hambre”.
El sacerdote contrastó esa realidad con la imagen “paradisíaca” que se pretende vender al mundo desde los medios oficiales y la propaganda internacional. “Esa Cuba paradisíaca no existe”, sentenció.
Lo que más le duele, aseguró, es la desesperanza generalizada, un sentimiento que ha calado hondo en los cubanos.
“La gente siente que no puede hacer nada, que está maniatada. La gente tiene mucho miedo, porque las veces que este pueblo se ha levantado para decir: ‘quiero libertad’, los han callado a golpes y cárcel”, expresó.
Reyes recordó el levantamiento popular del 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos salieron a las calles en varias ciudades del país pidiendo libertad y un cambio de sistema.
Para él, ese día fue la expresión más genuina del hartazgo de un pueblo que ya no cree en las promesas del régimen.
“El 11 de julio fue la gran voz de este pueblo: no queremos este sistema, no lo queremos”, insistió.
También señaló que el apoyo inicial a la Revolución en 1959 fue fruto de un gran engaño histórico. “Fidel Castro se presentó como un demócrata, como alguien que iba a restaurar la constitución del 40. Dijo que no era comunista. Engañó a este pueblo, y eso hay que decirlo”, afirmó con contundencia.
Las palabras del padre resuenan como una denuncia frontal y sin concesiones ante la crisis política, económica y social que enfrenta Cuba.
El padre Alberto Reyes Pías es sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey, conocido por su compromiso con la verdad, la justicia y la dignidad humana en Cuba.
Desde su labor pastoral, ha acompañado de cerca el sufrimiento del pueblo y ha alzado la voz en defensa de quienes no tienen otra forma de expresarse.
Su reacción nace del dolor que le provoca ver a su gente sometida al hambre, al miedo y a la represión. “Este pueblo merece vivir en libertad, merece vivir con esperanza”, ha dicho. Y por eso insiste en que callar sería traicionar su vocación y a su país, un país donde disentir puede costar la libertad, su mensaje se ha convertido en un eco de quienes ya no encuentran espacio ni voz en los canales oficiales.
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