El músico cubano Israel Rojas, líder del dúo Buena Fe, ofreció una entrevista al programa La Sobremesa donde dejó en evidencia, una vez más, su cercanía con el discurso del gobierno cubano. Aunque aseguró tener insatisfacciones con lo que ocurre en el país, evitó cuestionar directamente los abusos del régimen, apostando por la reconciliación y el trabajo conjunto como vía para superar la crisis actual.
“Yo tengo insatisfacciones con muchas de las cosas que están pasando en este país. Lo que pasa es que, y ahí, oh, mi pecado original, yo sigo confiando en que la salida a esta crisis como único es posible es juntos, es con diálogo, es en paz, es repensando las cosas, y acometiendo las tareas que son ineludibles. Y, por qué no, trabajando en mancomunidad para aprender y enseñar lo que está mal a los seres humanos que hoy están al frente de tareas y responsabilidades”, expresó el cantante.
A lo largo de la entrevista, Rojas se definió como un artista crítico, sincero y objetivo, aunque sus palabras nunca alcanzaron a denunciar con claridad la represión política, la exclusión ideológica o la criminalización de la disidencia, fenómenos cada vez más visibles en Cuba. Su intervención fue, en muchos aspectos, una reafirmación pública de su respaldo al sistema, dentro de los límites tolerados por el oficialismo.
Uno de los momentos más significativos llegó cuando la entrevistadora mencionó a los presos políticos, aunque evitando ese término, al referirse a personas que se “manifestaron pacíficamente o de forma violenta”. Planteó la posibilidad de que un indulto pudiera ser un gesto político y humano para iniciar un proceso de sanación nacional. La respuesta de Rojas fue distante, marcada por generalidades:
Desde el ‘famoso 11 de julio’, aboga por “un llamado nacional a la reconciliación, a ponernos de acuerdo, a establecer nuevos consensos nacionales, y eso pasa también por el perdón”, dijo, sin nombrar directamente a los cientos de manifestantes presos desde entonces.
La entrevista mostró la misma narrativa oficial en la que la culpa de la crisis interna recae, principalmente, en el embargo estadounidense. Rojas volvió a insistir en que Washington es el “enemigo histórico”: “Yo defiendo que hay un enemigo histórico que tiene una intención, una voluntad y un sistema de leyes establecido para derrocar el sistema social cubano”, afirmó, aunque admitió cierta responsabilidad del gobierno.
Ilustró la situación actual con ejemplos de pobreza extrema, pero mantuvo el enfoque en factores externos: “Este era el país donde no había niños pidiendo dinero en la calle. Hoy, en esta ciudad, hay gente buscando comida en la basura. Los hospitales no tienen medicina. ¿No estamos peor? Ah, pero la culpa es del gobierno. El gobierno tiene una responsabilidad, pero vamos a estar aquí y no en la cola del pan. La política de hostilidad que comenzó con el primer gobierno de Donald Trump y sus 200 y tantas medidas”, argumentó.
Además, acusó a los creadores de contenido en redes sociales de haber fomentado el caos, refiriéndose a ellos como responsables de sembrar odio y división durante la pandemia: “A la gente se le olvida que usaron una pandemia como herramienta de guerra, en el que apareció todo este ecosistema de youtubers, que lo único que hacían era sembrar odio y división entre cubanos”, sostuvo.
Cuando se le preguntó si la Cuba actual era la que le prometieron a su generación, Rojas respondió con resignación y relativismo: “Claro que no. Este es un poco el país que, como digo en la canción La Tempestad, es el país que se pudo, más que el que se quería… esta crisis, que va desde lo energético y transversaliza el resto de la sociedad, decir que esta sociedad se acerca apenas a lo que nos decían que serían los 2000 dista muchísimo”, reconoció, aunque aclaró que aún así agradece lo que sí se logró.
Para justificar el descalce entre expectativas y realidad, apeló a factores globales y limitaciones estructurales: “El proceso revolucionario fue un estallido de emociones. La realidad, las herencias, el paso de los días, lo que trae el pasado va imponiendo su realidad y esos sueños tienen que adecuarse”, dijo, comparando la situación de Cuba con la de “las grandes naciones” que también enfrentan conflictos.
Defendió también los constantes llamados del gobierno a “resistir”, presentándolos como actos de humanidad y empuje colectivo: “Es humano convocarnos a echar para adelante. Habrá quien lo vea como optimismo excesivo, como demagogia o como lo que necesita para salir adelante”, expresó.
En cuanto a las críticas por haber perdido el filo de sus primeras composiciones, Israel Rojas negó tajantemente esa percepción. Según él, su arte sigue siendo crítico, pero ahora el público ha cambiado sus hábitos de consumo:
“Cambió la forma de informarse, a veces para bien y otras no. Las redes sociales cambiaron la manera en que la gente entiende la vida”, afirmó, lamentando que hoy se prefiera “lo simple, lo básico” frente a reflexiones más profundas.
Finalmente, se mostró dolido por el distanciamiento de colegas que en su momento, aseguró, se beneficiaron de la visibilidad que les dio Buena Fe:
“A partir de la colaboración con nosotros potenciaron su impacto en la sociedad, y hoy lo pagan de una manera bastante ingrata. Por supuesto que eso entristece y duele”, concluyó.
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