Dos ciudadanos cubanos fueron detenidos recientemente por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) y catalogados por la agencia como “lo peor de lo peor”, una designación que solo reciben quienes representan un alto riesgo para la seguridad pública.
Se trata de Lorenzo Menéndez-González de 68 años, arrestado en San Antonio, Texas y Ricardo Robinson-Anglada de 59 años, detenido en Detroit, Michigan, ambos con antecedentes criminales graves que incluyen homicidio y agresiones violentas.
Según el comunicado oficial de ICE, Lorenzo Menéndez-González fue declarado culpable de homicidio en Austin y cumplió una condena de 25 años de prisión.
Ricardo Robinson-Anglada registra múltiples sentencias: agresión con intención de causar grandes daños corporales por estrangulamiento (hasta 10 años), interferencia con comunicaciones electrónicas (hasta 15 años), incendio provocado (9 meses), posesión de cocaína (90 días), violencia doméstica (30 días) y hurto menor (tiempo cumplido).
En este caso ICE prioriza a los “delincuentes extranjeros violentos” para su posible deportación. La administración estadounidense ha reforzado estas medidas tras la decisión de la Corte Suprema en junio, que eliminó restricciones judiciales previas y autorizó al gobierno a enviar a ciertos inmigrantes a terceros países, incluso si enfrentan riesgos en esos destinos.
Esto ha generado polémica, pues muchas voces denuncian detenciones arbitrarias y la falta de acceso a defensa legal para los afectados.
ICE sostiene que esta clasificación busca proteger a la población y garantizar la seguridad pública, señalando que los detenidos con antecedentes graves, incluidos homicidio, agresión, tráfico de drogas y violencia doméstica, representan amenazas significativas.
Sin embargo, la medida ha abierto un debate sobre derechos humanos y justicia migratoria, especialmente en el caso de cubanos, ya que el gobierno de La Habana se ha mostrado reticente a recibir de regreso a ciudadanos con antecedentes criminales.
Los expertos en migración advierten que la detención de Menéndez-González y Robinson-Anglada podría ser solo el inicio de una serie de operativos dirigidos a inmigrantes con historial delictivo en Estados Unidos.
A medida que ICE continúa reforzando su lista de “lo peor de lo peor”, se espera que aumenten las deportaciones hacia terceros países, generando controversia internacional y un debate intenso sobre la seguridad frente a los derechos de los migrantes.
Estos casos se suman a la compleja relación entre EE. UU. y Cuba en materia migratoria y criminal, y reavivan la discusión sobre cómo manejar a ciudadanos extranjeros con antecedentes penales graves en suelo estadounidense.