Humberto Lázaro Miranda Ramírez, conocido como LAZ, falleció a los 64 años, dejando un vacío profundo en el mundo del humor gráfico y la caricatura en Cuba. Su nombre fue sinónimo durante décadas de talento y creatividad en el periódico oficial Juventud Rebelde, medio en el que plasmó con una mirada costumbrista la realidad cubana a través de su obra.
Desde sus inicios en la adolescencia, cuando colaboró con el semanario Pionero, LAZ mostró una vocación clara hacia el dibujo y las artes visuales, carrera en la que se formó y en la que brilló con luz propia.
LAZ no solo fue caricaturista, sino también rotulista, historietista e ilustrador, además de miembro destacado del colectivo humorístico Dedeté. Su obra abordó diversos géneros, desde el humor gráfico general hasta la sátira política y la caricatura personal, con una particular sensibilidad para reflejar la vida cotidiana de Cuba, sus costumbres y sus retos.
Participó en más de cien exposiciones, tanto colectivas como individuales, y recibió cerca de cien premios nacionales, junto con más de veinte reconocimientos internacionales. Su trabajo trascendió fronteras y fue reconocido en eventos y talleres celebrados en países como Italia, Grecia, México, Colombia y Estados Unidos.
La reacción ante su fallecimiento fue inmediata y emotiva entre colegas y amigos. El periodista Francisnet Díaz Rondón recordó a LAZ como “un maestro del humor, un amigo entre los amigos” y destacó su humildad y perseverancia, resaltando que el caricaturista “tenía mucho que expresar con sus dibujos” y que nunca se rendía ante las adversidades.
Bolivia Tamara Cruz Martínez, en nombre de colegas de Juventud Rebelde y Palante, le deseó “luz en su viaje a la eternidad”. El caricaturista César Carrizo evocó la ironía y sensibilidad que caracterizaban al artista, rememorando sus palabras llenas de crítica y humanidad.
La muerte de Humberto Lázaro Miranda se suma a una serie de pérdidas sensibles en la cultura cubana, junto a figuras como la actriz Aris Teresa Bruzos, el guitarrista Benito “Beny” Suárez y la profesora Mercedes Lina Cathcart.
La huella de LAZ permanecerá viva en la historia del humor gráfico cubano y en la memoria de quienes disfrutaron de su obra y conocieron su calidad humana.
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