El Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, Mike Hammer, realizó recientemente una visita a la comunidad judía en Boca de Camarioca, en la provincia de Matanzas, un gesto que ha sido celebrado por numerosos ciudadanos cubanos, pero duramente criticado por el aparato oficialista de la isla.
A través de una publicación en la cuenta oficial de la Embajada de EE.UU. en La Habana, Hammer expresó su gratitud por haber compartido un momento con miembros de esta comunidad religiosa en vísperas del Shabat. "Nuestro Jefe de Misión Mike Hammer agradeció la oportunidad de reunirse con algunos miembros de la comunidad judía en Boca de Camarioca, en la provincia de Matanzas. ¡Shabbat Shalom!", escribió la sede diplomática en redes sociales.
La visita se realiza luego de que el régimen cubano, a través del portal oficialista Cubadebate arremetiera contra Hammer por lo que consideran una "intromisión". El gobierno castrista, que suele incomodarse ante cualquier acercamiento entre diplomáticos extranjeros y la ciudadanía no oficialista, criticó al diplomático por mantener contacto directo con los llamados “de a pie”, sin mediación del aparato estatal.
Sin embargo, los ataques del oficialismo contrastan con la ola de comentarios positivos que ciudadanos cubanos han dejado en redes sociales, agradeciendo el acercamiento del diplomático estadounidense, algo que, aseguran, no hacen ni los dirigentes del régimen ni otros representantes internacionales que se limitan a los círculos oficiales.
"Buenas tardes, Mister Hammer, es usted un excelente diplomático y amigo de los cubanos. Aunque el gobierno se lo proponga, el pueblo lo acompañará en su afán de ayudar", comentó un usuario identificado como Antonio. Aidee, otra internauta, opinó: "En poco tiempo conoce más de nuestro pueblo que ningún otro diplomático. Los que trabajan en Cuba nunca han mostrado interés por el pueblo". Lourdes, por su parte, escribió: "Muchas bendiciones en su andar por nuestra amada isla cubana. Saludos desde La Habana".
Este tipo de visitas —que priorizan el contacto con comunidades locales, religiosas o marginadas— han sido una constante en la agenda de Mike Hammer desde que asumió funciones en La Habana. A diferencia de muchos diplomáticos extranjeros que restringen sus actividades al protocolo oficial y las reuniones con burócratas del régimen, Hammer ha optado por un estilo más directo, cercano y humano.
El gesto de visitar a comunidades como la judía en Matanzas no sólo tiene un valor simbólico, sino que también representa una señal de respeto hacia la diversidad cultural y religiosa de la isla, ignorada con frecuencia por el discurso estatal.
Mientras el régimen reacciona con molestia, muchos cubanos ven en estas visitas una oportunidad de ser vistos y escuchados más allá del control estatal.
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