El Ministerio de Justicia en Cuba ha vuelto a mostrar el cinismo de un sistema que juega con la vida de sus ciudadanos para montar espectáculos propagandísticos. En esta ocasión, llevaron a un grupo de cubanos en libertad condicional hasta el Centro "Fidel Castro" con el objetivo de presentarlos como ejemplo de “reinserción laboral” y así presumir que el sistema judicial cubano tiene una esencia “humanitaria”.
Pero la realidad detrás de este show mediático es completamente distinta. Mientras las cámaras graban sonrisas ensayadas y frases vacías de agradecimiento al régimen, en las cárceles del país sobreviven en condiciones deplorables más de mil presos políticos, muchos de ellos enfermos, malnutridos y sometidos a golpizas y humillaciones constantes. Ninguno de ellos recibe las oportunidades de trabajo, reinserción o visibilidad pública que el gobierno dice garantizar.
Lo que presenciamos no es más que una jugada política destinada a maquillar ante la opinión internacional el verdadero rostro del sistema carcelario cubano. La propaganda del “humanismo revolucionario” intenta ocultar las celdas abarrotadas, los brotes de enfermedades, la falta de medicinas y el hambre que se vive en cada prisión de la Isla.
Los testimonios de familiares de presos políticos son desgarradores: cartas censuradas, visitas negadas, amenazas constantes y una total indiferencia de las autoridades ante las denuncias de tortura. Sin embargo, el régimen invierte recursos en preparar actos públicos para demostrar un supuesto compromiso con la rehabilitación social.
Es el desparpajo absoluto de una revolución que perdió hace mucho tiempo cualquier conexión con la justicia y la verdad. El mensaje es claro: los presos comunes pueden ser utilizados como piezas de propaganda, mientras los presos de conciencia, aquellos que alzaron la voz contra la dictadura, deben permanecer invisibles, encerrados y silenciados.
En lugar de liberar a quienes cumplen condenas injustas por ejercer derechos básicos como la libertad de expresión y asociación, el régimen prefiere manipular la narrativa y seguir engañando a quienes aún le conceden legitimidad internacional.
El pueblo cubano merece saberlo: no hay justicia en un país donde se exhibe la supuesta reinserción de unos pocos, mientras se condena a la oscuridad a quienes luchan por la libertad de todos.
Fuente: Rolando Nápoles