Este miércoles, la conocida Calle 13 de Holguín amaneció bajo un fuerte operativo de autoridades e inspectores, en un despliegue que recuerda a la “Cuevita” habanera. Agentes policiales, trabajadores de Comunales y funcionarios de Materia Prima intervinieron la zona, aplicando multas y decomisando mercancías a vendedores informales que sobreviven gracias al comercio callejero.
La acción forma parte del IV Ejercicio Nacional de Prevención y Enfrentamiento al Delito, convocado por Miguel Díaz-Canel, quien llamó a reforzar la “tranquilidad ciudadana” y el “orden interior”.
Sin embargo, lejos de transmitir seguridad, la operación ha generado indignación y críticas entre los vecinos, quienes señalan que se trata de un nuevo golpe contra quienes luchan día a día por llevar comida a sus casas.
“Hoy están poniendo multas en calle 13, Holguín”, denunció un usuario en redes sociales, donde circularon comentarios que calificaron el operativo como una “dictadura de inspectores y policías corruptos”. Otros compararon lo ocurrido con la represión cotidiana en la capital, donde los mercados informales como La Cuevita han sido escenario de enfrentamientos similares.
El operativo se extendió también a la calle 8 y alrededores de Las Baleares, zonas donde la economía informal es prácticamente la única vía de abastecimiento. Mientras tanto, las necesidades básicas siguen sin solución: apagones diarios, escasez de alimentos, falta de medicamentos y servicios públicos colapsados.
En paralelo, el régimen endurece la represión contra las protestas. Solo en Gibara fueron detenidas al menos 27 personas tras recientes manifestaciones y en Bayamo, 15 ciudadanos recibieron condenas de entre tres y nueve años de cárcel por participar en la protesta del 17 de marzo de 2024.
Las acusaciones incluyen desórdenes públicos, desacato, desobediencia y “resistencia”, cargos que, según organizaciones de derechos humanos, forman parte de un patrón sistemático de criminalización del descontento popular.
Díaz-Canel insiste en que el “enfrentamiento al delito” debe ser una tarea cotidiana, citando problemas como el robo de cables eléctricos, transformadores o la corrupción administrativa. Sin embargo, lo que más preocupa a la población es que la estrategia del gobierno sigue centrada en la represión y el control, en lugar de dar respuestas concretas a la crisis que golpea cada día más fuerte a los hogares cubanos.
En Holguín, la imagen de policías y camiones arrasando con los vendedores de la Calle 13 se convierte en un símbolo de un país donde, en vez de soluciones, se multiplican los operativos y las sanciones.
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