Un ciudadano cubano de 22 años fue arrestado este jueves en el Aeropuerto Internacional de Miami, Florida, tras intentar introducir 40 aves vivas ocultas en su cuerpo, según informó Diane J. Sabatino, representante de la Oficina de Operaciones de Campo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), a través de la red social X.
La operación fue detectada antes de que el sospechoso pudiera abordar su vuelo, evitando así un potencial grave riesgo para la seguridad fronteriza y la salud pública.
Sabatino señaló que este tipo de contrabando no solo tensiona la seguridad fronteriza, sino que también pone en peligro la salud al propagar enfermedades que afectan tanto a animales como a humanos.
Casos similares han sido registrados en los últimos años. En mayo de 2025, autoridades de la Aduana General de la República frustraron un intento de sacar ilegalmente un ave y varios huevos ocultos en un equipaje con destino a Estados Unidos desde el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana.
En 2021, la Guardia Civil española interceptó 161 aves silvestres transportadas desde La Habana hacia Valencia, España, evidenciando fallas en los controles aduaneros tanto cubanos como españoles.
En abril de 2019, un caso aún más grave fue descubierto en La Habana cuando las autoridades aduaneras decomisaron un equipaje con 277 aves vivas destinadas a salir ilegalmente del país. Estos casos subrayan la persistencia y el alcance del contrabando de fauna viva.
El tráfico ilegal de aves no solo implica un severo maltrato animal, con condiciones extremas de hacinamiento, falta de agua, alimento y ventilación, sino que también representa un peligro epidemiológico.
Las aves exóticas pueden portar enfermedades zoonóticas como la gripe aviar o la psitacosis, que son transmisibles entre animales y humanos. Esto constituye una amenaza para la salud pública global.
Además, si las aves lograran escapar o fueran liberadas en países extranjeros, podrían convertirse en especies invasoras, alterando ecosistemas locales y desplazando la fauna autóctona, lo que agrava el desequilibrio ambiental.
El contrabando de fauna también tensiona los recursos de seguridad fronteriza, ya que requiere una vigilancia adicional para detectar y controlar este tipo de tráfico, desviando la atención de otras amenazas potenciales y facilitando otras actividades ilegales.
Cuba, como país signatario de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), ha reforzado sus controles aduaneros y aplica medidas rigurosas para evitar el tráfico ilegal de especies protegidas, buscando preservar tanto la biodiversidad como la seguridad sanitaria.
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