Yosmany Mayeta Labrada, periodista independiente y crítico de la historia oficial cubana, ha dedicado buena parte de su carrera a documentar la represión y a cuestionar la narrativa estatal que, según él, tergiversa la memoria histórica del país. Mayeta denuncia que la censura y los arrestos arbitrarios de hoy reproducen los métodos que antaño se atribuían a la dictadura de Batista, cuestionando la legitimidad de quienes guardan silencio frente a la injusticia.
En su reflexión reciente, publicada este 23 de agosto de 2025, Mayeta recuerda que antes de 1959 las mujeres santiagueras tomaban las calles para exigir la libertad de familiares encarcelados injustamente.
“Aquellas protestas fueron legitimadas en los libros, presentadas como símbolo de dignidad y resistencia frente a la dictadura de Batista”, afirma. Sin embargo, el periodista se pregunta con indignación por qué, en la actualidad, cualquier cubano detenido arbitrariamente debe ser callado y por qué se obliga a medios independientes y páginas digitales a eliminar videos y denuncias que evidencian la represión.
Mayeta subraya que la historia no puede escribirse a conveniencia de un poder político. Lo que antes se celebraba como heroísmo hoy es criminalizado, y el silencio se convierte en complicidad.
Según él, las madres de la actualidad enfrentan el mismo dolor que aquellas de los años 50, pero la sociedad ha cambiado y muchos optan por callar por miedo, mientras otros, incluso, tratan de silenciar a quienes denuncian.
“El dolor de una madre sigue siendo el mismo, la injusticia sigue siendo injusticia”, reflexiona.
Su análisis personal se remonta a sus años de estudiante de Comunicación Social en la Universidad de Oriente, donde cuestionaba la historia oficial que le enseñaban y se rebelaba contra la manipulación de los hechos.
Aquella rebeldía intelectual, señala Mayeta, hoy se traduce en su denuncia pública: documentar y hablar sobre los arrestos arbitrarios, la censura y la represión no es un acto de desafío, sino un deber moral.
Para Mayeta, la memoria histórica y la verdad no pueden ser sacrificadas en nombre del control político. Cada arresto injusto, cada video borrado y cada madre silenciada son señales de que la historia se repite, y el periodista insiste en que la única manera de romper ese ciclo es dar voz a los que hoy, como entonces, buscan justicia y libertad.