Claudia Artiles, influencer cubana seguida por miles en TikTok, ha vuelto a generar conversación en redes sociales, esta vez no por sus looks ni por su relación con Ultrack, sino por algo tan cotidiano como revelador: la vuelta al cole. En un video reciente, mostró la mochila escolar que eligió con ilusión para una de las hijas de su pareja, y aprovechó para explicar cómo se dividieron las responsabilidades con Amanda Sanz, la madre biológica de las niñas.
“Yo y la mamá de las niñas quedamos en que nosotros les íbamos a comprar los zapatos, la mochila, la laptop que necesita para la escuela, los audífonos. Amanda se hizo cargo de la otra parte y nosotros nos estamos haciendo cargo de esta”, explicó Claudia mientras mostraba el resultado de la compra.
El video, lejos de pasar desapercibido, generó cientos de comentarios positivos, no tanto por la mochila en sí, sino por lo que representa: un ejemplo de comunicación madura y sin tensiones entre madre y madrastra, algo que no siempre es fácil de lograr. “Eso es maduro”, escribió una usuaria. “Perfecto, me encanta la buena comunicación entre ustedes, los felicito”, añadió otra.
Y es que en un entorno donde las redes sociales suelen amplificar los conflictos familiares, la armonía entre Claudia y Amanda fue vista por muchos como algo refrescante, e incluso inspirador. Ambas han mostrado que, con voluntad y respeto, es posible priorizar lo importante: el bienestar de las niñas.
Claudia, madre de un niño pequeño, comparte su vida con Ultrack, padre de las dos niñas que tuvo con Amanda. Lejos de los estereotipos de rivalidad o frialdad, ha construido un vínculo cercano con las pequeñas, sin imposiciones y desde el afecto genuino.
Hace un tiempo, Amanda Sanz lo confirmó abiertamente en un TikTok Live, donde dijo que en ese momento hablaba más con Claudia que con su expareja:
“Me llevo mejor con ella que con él [Ultrack]”, dijo sin rodeos. Y añadió: “Claudia no tiene ninguna obligación con las niñas, pero lo que hace, le nace”.
La escena de la mochila escolar no fue solo una anécdota más: fue la prueba de que la convivencia entre familias reconstituidas puede funcionar, incluso con sus matices, si se trabaja desde la empatía y el respeto mutuo.
Mientras algunas personas en redes debatían si hacía falta comprar tantos artículos o cuestionaban pequeños detalles, la mayoría se quedó con el mensaje de fondo: no hace falta compartir lazos de sangre para compartir compromisos, y Claudia y Amanda lo han dejado claro.
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