En la ciudad de Bayamo, provincia de Granma, la Policía Nacional Revolucionaria detuvo recientemente a un individuo que portaba una considerable cantidad de marihuana. El arresto se produjo gracias a la alerta de un ciudadano que, al notar su comportamiento sospechoso, contactó de inmediato con las autoridades. Según informó el perfil oficialista Entérate con Aytana Alama, cercano a la Policía, el hombre fue sorprendido en el patio de una vivienda y, tras ser registrado, se le incautaron numerosos envoltorios con la sustancia ilícita, ocultos en una mochila.
Este hecho, que podría parecer aislado, se enmarca en un problema creciente: el aumento del tráfico y consumo de marihuana en Cuba. Aunque históricamente el país ha mantenido un control estricto sobre las drogas, en los últimos años se han multiplicado las denuncias y capturas relacionadas con esta sustancia, y otras aún más peligrosa como El Químico, un fenómeno que preocupa tanto a las autoridades como a la población.
La marihuana, como otras drogas, representa un riesgo serio para la salud física y mental. Su consumo frecuente puede provocar daños en la memoria, el aprendizaje, la concentración y la coordinación motora, además de generar dependencia psicológica. En jóvenes, los efectos pueden ser aún más perjudiciales, afectando el desarrollo cerebral y aumentando la vulnerabilidad a padecer trastornos de ansiedad y depresión.
El aumento de su consumo en Cuba está vinculado a varios factores, entre ellos la grave crisis económica que atraviesa el país. La escasez de alimentos, medicinas, transporte y servicios básicos ha generado un clima de incertidumbre y frustración, especialmente entre los más jóvenes. En este contexto, muchos buscan evasión a través del consumo de drogas, viendo en ellas una vía temporal para escapar de la realidad.
Por otro lado, el tráfico de marihuana se ha convertido en una actividad lucrativa para quienes ven en la economía informal una forma de subsistir. Con los salarios estatales en niveles insuficientes y pocas oportunidades de empleo legal bien remunerado, algunas personas se arriesgan a involucrarse en este negocio ilícito, pese a las severas penas que impone la ley cubana para estos delitos.
Las autoridades, a través del Ministerio del Interior (Minint), insisten en que la lucha contra las drogas es constante y prioritaria. Los operativos, muchas veces apoyados por denuncias ciudadanas, han permitido decomisar cargamentos y procesar a los implicados. Sin embargo, la raíz del problema es más profunda y no se limita únicamente al ámbito policial: la demanda sigue creciendo.
En la actualidad, la marihuana ya no es vista únicamente como una droga “foránea” que entra por las fronteras, sino como una sustancia que circula cada vez más dentro del territorio nacional. Esto ha encendido las alarmas en comunidades y centros educativos, donde el contacto temprano con la droga puede desencadenar un patrón de consumo difícil de revertir.
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