La Federación Cubana de Béisbol y Softbol (FCBS) ha establecido un mecanismo de control absoluto sobre los jóvenes peloteros cubanos al imponerles la firma de un contrato de carácter perpetuo que le concede a la entidad estatal los derechos sobre toda la carrera del atleta. La información, divulgada por el perfil de Martí Noticias a partir de documentos publicados por Pelota Cubana USA, revela un sistema diseñado para limitar la autonomía deportiva de los jugadores y garantizar que la Federación mantenga beneficios económicos aun si el atleta decide buscar oportunidades fuera del control institucional.
El contrato, firmado por la FCBS —representada por su presidente, Juan Reinaldo Pérez Pardo— y los padres o tutores del jugador sub-18, establece que la organización puede cobrar hasta diez millones de dólares por concepto de “derecho de formación” si el pelotero decide independizarse en el futuro o ingresar a una liga profesional sin autorización oficial. Este monto, que la Federación valora como compensación por los supuestos “cuantiosos recursos económicos, educativos y humanos” invertidos en la formación del deportista, se presenta como una deuda que acompaña al jugador durante toda su trayectoria.
La documentación indica que los tutores del menor deben reconocer que, gracias a esos esfuerzos institucionales, el atleta ha tenido acceso a entrenadores de alto nivel, instalaciones adecuadas y formación académica de calidad. Sin embargo, la realidad deportiva cubana muestra un panorama contrario: precariedad en los centros de entrenamiento, falta de recursos, salarios ínfimos y familias que sostienen por su cuenta —y con ayuda del exterior— la preparación de los muchachos.
El contrato también establece que la FCBS será el agente exclusivo del pelotero para cualquier posible inserción en ligas profesionales fuera de Cuba. Esto significa que ninguna negociación internacional podrá realizarse sin la intervención y el consentimiento de la Federación, que se reserva el derecho de cobrar la millonaria indemnización en caso de que el atleta rompa el vínculo.
La cláusula IV profundiza aún más el control: si el jugador decide cortar la relación sin el permiso de la FCBS, esta puede exigir de inmediato el pago total de los derechos de formación, ya sea por parte del atleta, sus representantes legales o un tercero interesado. Incluso se reserva la facultad de transferir la deuda a otra entidad.
Este contrato perpetuo se suma a una larga lista de restricciones que han empujado a cientos de jóvenes cubanos a abandonar el país para perseguir una carrera profesional sin ataduras impuestas por el Estado. La revelación del documento ha generado preocupación entre especialistas y familias, que lo consideran un intento más de frenar la fuga masiva de talento deportivo.
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