Un poste eléctrico colapsó en la intersección de Carnicería, entre Callejón del Carmen y Enramadas, en pleno centro de Santiago de Cuba, dejando a varias viviendas sin electricidad y generando un grave riesgo para los transeúntes.
Lo más preocupante no es solo el incidente, sino la reacción —o mejor dicho, la ausencia de reacción— de las autoridades responsables.
Vecinos de la zona denuncian que el poste mostraba signos evidentes de deterioro desde hace meses y que habían alertado en repetidas ocasiones a la Empresa Eléctrica y a la Empresa de Telecomunicaciones, sin recibir ninguna respuesta. “Eso estaba inclinado hace rato, se veía venir. Lo reportamos varias veces, pero nadie vino”, señaló un residente. Estas palabras reflejan un patrón de desidia institucional que podría tener consecuencias graves si no se toman medidas inmediatas.
Aunque, afortunadamente, no se reportaron lesionados durante el colapso, la situación continúa siendo peligrosa. Pasadas las horas, ninguna autoridad había acudido al lugar para reparar el daño o, al menos, asegurar la zona. Los cables eléctricos y de telecomunicaciones permanecen tirados, obstaculizando la vía y poniendo en riesgo a quienes transitan por el área. La falta de acción oficial ante un peligro tan visible demuestra un preocupante nivel de negligencia que pone en riesgo la seguridad de los ciudadanos.
Los vecinos exigen soluciones urgentes. Alertan que la indiferencia de las instituciones podría terminar en tragedia si no se actúa de inmediato. El caso no solo evidencia la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas en Santiago de Cuba, sino también la falta de compromiso de las autoridades con la protección de la población.
Situaciones como esta generan indignación y un sentimiento generalizado de abandono. La ciudadanía espera que se atiendan las alertas a tiempo, que se reparen las instalaciones en mal estado y que se establezcan mecanismos de supervisión más efectivos para evitar que incidentes previsibles se conviertan en tragedias. La seguridad de todos no puede depender de la suerte, y la responsabilidad institucional debe ser prioritaria.
El llamado es claro: ante cualquier peligro evidente, la inacción de quienes deben velar por la seguridad pública es, por sí misma, un riesgo que no podemos ignorar. Los santiagueros exigen que se cumpla con la obligación de proteger vidas y bienes antes de que sea demasiado tarde.
Fuente: Yosmany Mayeta
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