El Cerro no es cualquier barrio. Es historia, identidad, pueblo. Es uno de los pulmones más antiguos y populares de La Habana y sin embargo, lo que se respira hoy en sus calles no es orgullo precisamente, es podredumbre, hedor, aguas albañales cubriendo las calles, escombros, basureros por doquier.
Las aguas albañales corren como ríos por donde deberían andar niños jugando. La basura se acumula en esquinas, solares y portales, sin que nadie venga a recogerla. El agua potable se mezcla con la contaminación y los mosquitos ya no son una molestia; son una amenaza directa a la salud.
Y mientras tanto, los discursos oficiales nos hablan de celebraciones, de logros, de aniversarios de los CDR, como si no vivieran en el mismo país que nosotros.
En calles como Monte, Martí, Infanta o Tulipán, los problemas son los mismos: insalubridad, abandono, desidia. La recolección de basura es intermitente o inexistente. Los salideros están por todas partes. El alumbrado público brilla por su ausencia. Y cuando el sol se esconde, El Cerro se vuelve un barrio a oscuras, donde la gente vive encerrada, a pesar del calor, no por miedo al virus, sino por miedo al olvido.
Y sí, en medio de todo este caos, aún se alza el estadio Latinoamericano.
El “Coloso del Cerro”, orgullo beisbolero de generaciones, hoy es solo un monumento rodeado de ruinas, como una joya en medio del abandono. Su deterioro no es más que el espejo de lo que vive este municipio: un pasado glorioso atrapado en una pesadilla sin fin.
No se trata de política, se trata de dignidad. No se puede permitir que pongan una bandera o un cartel de “Revolución es limpieza” cuando la peste asfixia. No se puede seguir esperando que otros hablen. El Cerro tiene voz y tiene razones para gritar.
Hablar, exigir, reclamar. No por ideología, sino porque vivir entre basura y enfermedades no puede ser la nueva normalidad. Este municipio merece más que promesas y pancartas. Merece calles limpias, agua potable, luz, atención, respeto.
Porque cuando se normaliza el desastre, se entierra la esperanza. Y El Cerro no nació para ser enterrado. Nació para luchar.
Fuente: La Tijera
Feminicidio en Cueto: una tragedia que evidencia la urgencia de leyes efectivas(video)
Hace 11 horas
Grave accidente en termoeléctrica de Santiago de Cuba deja a trabajador en estado crítico
Hace 1 día
¡Eso con Venezuela no va!. Maduro reta a EE.UU. y denuncia la ´mayor amenaza en 100 años'
Hace 1 día