La comunidad de Jamaica, en el municipio Manuel Tames, provincia de Guantánamo, vive hoy una profunda consternación tras el accidente ocurrido en horas de la noche de ayer, que dejó un saldo de dos fallecidos y tres heridos de gravedad.
El hecho ocurrió cuando un automóvil, conducido por Eduardo Laborde, se subió a la acera y embistió a una familia completa que transitaba por la vía.
Según denuncias de testigos presenciales y de allegados a las víctimas, el chofer se encontraba en evidente estado de embriaguez y, además, conducía sin poseer Licencia de Conducir.
Como consecuencia del impacto, perdieron la vida Eliesny Durán Llorente, de 17 años, y su madre Yaislin Llorente Matos.
La joven estudiante y su progenitora fallecieron de manera instantánea, sin que los esfuerzos de vecinos y testigos pudieran cambiar el fatal desenlace.
Otras tres personas resultaron con lesiones de extrema gravedad, entre ellas el padrastro de Eliesny y la hermana menor de la adolescente fallecida.
Todos fueron trasladados de urgencia al hospital provincial de Guantánamo, donde permanecen bajo estricta atención médica y en estado crítico.
El automóvil en cuestión terminó prácticamente destruido tras el fuerte impacto, lo cual evidencia la magnitud del siniestro.
Pero más allá de los daños materiales, las secuelas más dolorosas recaen en los familiares, amigos y vecinos, quienes lloran la pérdida irreparable de madre e hija, y se aferran a la esperanza de que los sobrevivientes puedan salir adelante.
Este accidente ha reavivado la preocupación en la población sobre la creciente ocurrencia de siniestros viales en Cuba asociados a la irresponsabilidad de conductores.
En varios de ellos, las causas han estado vinculadas al consumo de alcohol, exceso de velocidad, el irrespeto a las normas del tránsito y la circulación de choferes sin licencia.
La tragedia de Jamaica se suma a una larga lista de hechos que golpean con fuerza a la sociedad cubana, dejando huellas imborrables en familias enteras.
En este caso, un acto de negligencia arrebató la vida de dos mujeres y mantiene en vilo la de otros tres inocentes, recordando la urgencia de mayor responsabilidad al volante y de medidas que frenen la pérdida de vidas humanas en las carreteras del país.