Una denuncia pública realizada desde La Habana ha puesto en evidencia un grave caso de exclusión y violación de derechos en el sistema educativo cubano.
Yislainet Lara, doctora en Estomatología, denunció en redes sociales que su hijo de seis años, Félix Berto, diagnosticado con autismo asociado a una discapacidad intelectual moderada, fue rechazado por el Ministerio de Educación de Cuba (MINED), que se niega a incluirlo en una institución especial donde pueda recibir la atención que necesita.
“Ayúdenme a compartir para que se haga justicia”, escribió Lara en una publicación que rápidamente se hizo viral. “El MINED decidió ignorarlo, arrebatando así su derecho legítimo y universal de asistir a una institución educativa.
Mi hijo tiene derecho a asistir a una escuela especial y hoy ustedes se están defecando sobre los principios de inclusión registrados en nuestra Constitución y en la Convención de los Derechos Humanos”.
El caso de Félix Berto no es aislado.
Numerosas familias con niños que presentan discapacidades físicas o cognitivas han denunciado la falta de recursos, programas inclusivos y, sobre todo, la indolencia institucional que margina a los más vulnerables.
A pesar de que la Constitución cubana y tratados internacionales firmados por el país reconocen el derecho a la educación sin discriminación, en la práctica los menores con necesidades especiales enfrentan barreras estructurales y burocráticas que les impiden integrarse plenamente a la sociedad.
La madre, visiblemente indignada, afirma que no descansará hasta que se reconozca el derecho de su hijo a recibir educación. “No me cansaré de luchar por ese derecho, sépanlo bien”, sentenció en su denuncia.
Este caso abre un debate urgente sobre el abandono de la infancia discapacitada en Cuba, donde el discurso oficial habla de inclusión, pero la realidad cotidiana revela discriminación y exclusión.
Mientras se destinan recursos a propaganda política y proyectos internacionales, niños como Félix son privados de una oportunidad básica: acceder a la educación y al acompañamiento profesional necesario para su desarrollo integral.
La denuncia de Yislainet Lara recuerda que, más allá de las consignas, en Cuba se vulneran derechos fundamentales reconocidos a nivel mundial, dejando a los más frágiles en una situación de desamparo y olvido.
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