Cuba se prepara para otro día marcado por apagones severos, con previsiones que apuntan a que más del 60 % del país permanecerá sin servicio eléctrico de forma simultánea en el horario de mayor consumo. La Unión Eléctrica (UNE) adelantó que este viernes será una de las jornadas más tensas del año, con cifras que superan los récords de afectación registrados en días recientes.
La isla inició la semana con un 59 % de afectación en el servicio y, apenas dos días después, un apagón parcial dejó a oscuras a gran parte del occidente. En ese momento, el déficit real alcanzó el 67 % durante la tarde-noche, el horario de mayor demanda. Ahora, las proyecciones oficiales indican un escenario aún más complejo.
Según la UNE, para el horario pico —cuando la población regresa a casa y la demanda se dispara— la capacidad de generación disponible será de 1.392 megavatios (MW), frente a una demanda prevista de 3.400 MW. Esto implica un déficit de más de 2.000 MW, un volumen que obliga a implementar extensos cortes programados para evitar un colapso total del sistema.
La crisis energética que golpea a Cuba desde mediados de 2024 no muestra señales de mejora. Las termoeléctricas del país —muchas con varias décadas de explotación y sin mantenimiento adecuado— continúan acumulando averías. Actualmente, siete de las dieciséis unidades operativas están fuera de servicio por daños o por trabajos de mantenimiento.
Este tipo de generación, que todavía representa alrededor del 40 % del suministro nacional, depende además de la importación de combustible, un recurso escaso en la isla debido a la falta de divisas.
A esto se suma la crítica situación de la generación distribuida. La UNE reconoce que 97 centrales de motores se encuentran paralizadas por falta de diésel y fueloil, mientras que unas diez están detenidas por falta de lubricantes. Este sector, igualmente responsable de cerca del 40 % del suministro, se ha convertido en uno de los puntos más frágiles del sistema.
Especialistas y analistas independientes coinciden en que la crisis energética cubana es resultado de décadas de inversiones insuficientes en infraestructura, sumadas a una alta dependencia del petróleo y a la falta de diversificación en la matriz energética. Los cálculos más conservadores indican que serían necesarios entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para rescatar y modernizar el sistema eléctrico.
Desde el Gobierno, sin embargo, se insiste en señalar a las sanciones estadounidenses como el principal obstáculo para estabilizar la situación. Autoridades del sector aseguran que Washington ejerce una “asfixia energética” que complica la adquisición de combustible y piezas de repuesto en el mercado internacional.
Mientras tanto, los ciudadanos se preparan para otro día de largas horas sin electricidad, con afectaciones que complican la vida diaria, paralizan la producción y mantienen en vilo a toda la isla frente a un sistema eléctrico que parece incapaz de recuperarse.
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