La denuncia desesperada de una madre en Gaspar, Ciego de Ávila, ha sacudido nuevamente la sensibilidad del país. Su hija, una adolescente de 15 años, fue golpeada por un hombre adulto que, según relata, ya la había agredido antes. Sin embargo, cuando acudió a la estación de Policía de Gaspar para denunciar lo ocurrido, la respuesta que recibió fue tan fría como indignante: “Las lesiones no son suficientes para meterlo preso”.
Esta frase, repetida por ella con dolor, se convirtió en el detonante de una ola de indignación masiva en redes sociales.
Los comentarios reflejan un país cansado de la impunidad. “¿Qué hay que esperar, que la mate?”, escribió Adriana Gispert, mientras Yuly NC recordó que cuando un agresor golpea una vez, “detrás viene lo peor”. Otros usuarios como Mary Fernández exigieron que se publique la identidad del agresor para exponerlo y evitar que siga actuando con libertad. “Ya está bueno de abusadores”, comentó.
La frustración con las instituciones es profunda. Para muchos, esta inacción no es un hecho aislado, sino parte de un patrón peligroso. “La policía no actúa cuando debe hacerlo”, reclamó Iliana Martínez. Un comentario especialmente crítico vino de Yelenis Pinilla: “Ese gobierno no protege a nadie… la policía es un títere del mal gobierno. Las niñas y las mujeres están desprotegidas totalmente”. Esta opinión, aunque dura, fue respaldada por decenas de reacciones.
Algunos usuarios también dirigieron su preocupación hacia la familia. “¿Dónde estaban los padres? ¿Cómo llegó una niña de 15 años a enredarse con un adulto?”, preguntó Lola Oliva, subrayando la necesidad de más supervisión y límites. Otros, como Cary González, lamentaron que la menor no hubiese tenido una red de protección más sólida: “Es responsabilidad de los padres custodiarla hasta la mayoría de edad”.
La sensación de desamparo llevó incluso a muchos a hablar de justicia por mano propia. “Yo tomo la justicia por mis manos y después veremos qué pasa”, advirtió Isleidy Delgado, mientras otros preguntaban por qué la joven no tiene un padre, un tío o un hermano que la defienda.
Los comentarios denuncian no solo el hecho, sino también la raíz del problema: la indiferencia institucional. “Tristemente, para ellos son lesiones menos graves. Una multa de 30 pesos y caso cerrado”, describió con amargura Gabriela Guerra Ramos.
El caso está lejos de apagarse. La madre exige justicia, protección para su hija y la detención inmediata del agresor. Y las redes, una vez más, se convierten en el único espacio donde las víctimas encuentran voz y apoyo.
Gaspar exige respuestas. Cuba exige protección. Y esta niña de 15 años exige justicia… antes de que sea demasiado tarde.
Del perfil de Irma Broeke
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