En medio de una crisis económica sin precedentes, la Empresa Cárnica Santiago de Cuba (Cadeysa) intenta presentar como éxito lo que no es más que un reflejo de la decadencia del sistema cubano. Con 700 trabajadores enfrentando la escasez de materias primas, la empresa se ha visto obligada a implementar soluciones desesperadas para sobrevivir.
Orlando Quevedo Torres, Director General de la empresa, admite que la falta de insumos básicos ha obligado a la entidad a buscar "variantes productivas". Esto se traduce en la diversificación hacia productos que poco tienen que ver con su propósito original: pulpa de mango, vegetales en conserva, e incluso pegamento para madera hecho con piel de reses. Estas "alternativas efectivas" son en realidad parches ante un sistema en ruinas.
La colaboración con MIPYMES y trabajadores por cuenta propia (TCP) no es más que una medida de emergencia para intentar suplir la falta de materia prima. Quevedo Torres menciona la contratación de 18 MIPYMES para obtener insumos, un número que resalta la dependencia y la precariedad del sector industrial cubano.
La crianza de cerdos dentro de la empresa y con productores pecuarios es otra muestra de cómo se intenta remediar la falta de recursos. La empresa proyecta facilitar alimento animal a 24 tenentes para asegurar la producción de masa cárnica, lo cual subraya la vulnerabilidad y la necesidad de medidas improvisadas para garantizar la oferta de productos básicos.
Las ofertas principales de la entidad se limitan a carnes en conserva, dirigidas principalmente a Salud Pública y Educación. Esta limitada capacidad de producción revela la ineficacia de un sistema que no puede proveer ni siquiera lo más esencial a su población.
Lejos de ser un ejemplo de innovación y resiliencia, la situación de la Empresa Cárnica Santiago de Cuba refleja la cruda realidad de un país que lucha por mantener a flote sus industrias bajo un sistema fallido. La dependencia de soluciones improvisadas y la colaboración forzada con pequeñas empresas privadas son indicativos de una economía que se desmorona, incapaz de satisfacer las necesidades básicas de su gente.
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