La producción de huevos en Cuba atraviesa una de sus peores crisis en décadas. Según un reportaje del periódico estatal Trabajadores, en 2024 apenas se recogieron 385 millones de unidades, muy lejos del récord de 2.717 millones alcanzado en 1991. La falta de pienso y de financiamiento ha obligado al cierre de plantas de alimento animal, ha reducido en millones la masa de gallinas ponedoras y ha dejado a la población sin la tradicional asignación en la canasta familiar normada.
El presidente del Grupo Avícola del Ministerio de la Agricultura, Jorge Luis Parapar, fue tajante: “Los números no engañan y hoy la avicultura cubana no es eficiente. En cinco años la masa animal ha disminuido al 25–30% de su capacidad, lo que significa que disponemos de 5,4 millones de ponedoras menos”.
El directivo admitió que “sabemos producir huevos, pero todo en la avicultura se importa, y la falta de dinero socava sobremanera el programa”.
El panorama descrito por Trabajadores refleja un sector en colapso. La mayoría de las plantas de pienso están paralizadas. En Holguín, por ejemplo, la moderna UEB Omar Peña de la Peña dejó de recibir materias primas desde septiembre de 2024. Su director explicó que las aves llegaron a consumir muy por debajo de los 110 gramos diarios de alimento que necesitan.
En la práctica, algunos proyectos con mipymes y el sector turístico han permitido sostener discretos niveles de producción destinados, sobre todo, a hospitales y prioridades sociales.
Sin producción suficiente, el Estado confirmó que no habrá huevos en la canasta básica en lo que queda de 2025. Las ventas han quedado en manos de mipymes y actores privados, con precios que oscilan entre 2.400 y 3.000 CUP por cartón, accesibles solo para quienes tienen mayores ingresos. Importadores privados compran en el exterior a 7–8 centavos de dólar por unidad, pero en la Isla los comercializan a más de 2.500 CUP el cartón, con reventas también desde tiendas en divisas o ferias puntuales.
Ante el derrumbe del sector, desde finales de 2024 se aplica un esquema de producción cooperada: las mipymes y productores aportan el pienso y reciben el 70% de la producción, mientras la avicultura estatal pone la infraestructura y se queda con el 30%. Entre noviembre y enero se incorporaron 1,31 millones de gallinas bajo este modelo, responsables del 64% de los 109 millones de huevos obtenidos hasta junio.
Aun así, el declive se mantiene. En Ciego de Ávila, que en 2019 promedió 273 huevos por ave, el desplome comenzó con la Tarea Ordenamiento en 2021. La empresa acumuló deudas por más de 200 millones de pesos y arrastra pérdidas millonarias: 35 millones en 2022 y más de 149 millones el año anterior.
Con cifras en rojo y sin perspectivas inmediatas de recuperación, el huevo, uno de los alimentos más básicos de la dieta cubana, se ha convertido en un lujo. El propio medio oficial reconoce que la avicultura nacional depende de insumos importados y de financiamiento externo, factores que hoy brillan por su ausencia.
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