La Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha roto un récord en su historial, con más de 1.400 deportaciones en un solo día. Esta cifra, confirmada por el Departamento de Seguridad Nacional, marca un giro radical en las políticas migratorias bajo la administración del presidente Donald Trump y genera una ola de críticas de defensores de los derechos humanos.
Actualmente, ICE mantiene bajo custodia a más de 59.000 personas, la cifra más alta registrada hasta la fecha. El ritmo de arrestos también se ha intensificado, con un promedio de 930 detenciones diarias, muy por encima de las cifras registradas durante el último tramo del gobierno de Joe Biden, cuando apenas se contabilizaban entre 215 y 300 arrestos por día. Este cambio apunta a una estrategia más agresiva enfocada en la detención de migrantes sin importar si cuentan o no con antecedentes criminales.
Los analistas advierten que, si la tendencia se mantiene, las deportaciones podrían superar el medio millón en un año, quebrando el récord impuesto en 2012 bajo la administración de Barack Obama.
El impulso de esta nueva política se sustenta en un presupuesto de 45 mil millones de dólares asignado a ICE, que incluye la ampliación de su capacidad de detención con 100.000 camas adicionales en los centros de retención.
Sin embargo, “las denuncias sobre condiciones deterioradas dentro de los centros de detención se han multiplicado”. Un juez federal en Nueva York ordenó mejoras inmediatas tras revelarse que algunos migrantes eran obligados a dormir en el suelo por la falta de espacio.
Críticos como el American Immigration Council advierten que el sistema está al borde del colapso y que los derechos de los detenidos se encuentran cada vez más vulnerados.
Las estadísticas oficiales muestran que el 36% de los migrantes detenidos tiene antecedentes criminales, el 31% enfrenta cargos pendientes y un 33% únicamente violaciones migratorias.
Esta distribución contrasta con la etapa de Biden, cuando más del 60% de los arrestados contaban con historial criminal, lo que refleja el nuevo enfoque de ICE hacia un espectro más amplio de la población migrante.
“Con la frontera sur bajo mayor control y la Patrulla Fronteriza reduciendo flujos, la estrategia ahora se concentra en redadas al interior del país, golpeando a comunidades que ya estaban asentadas en Estados Unidos”.
Entre enero y julio de 2025, la administración Trump asegura que 1.6 millones de inmigrantes han salido del país. De ellos, 150.000 por deportaciones formales y el resto a través de autodeportaciones, un fenómeno creciente gracias a la aplicación CBP Home.
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