En Atlanta, Georgia, una historia profundamente conmovedora se escribe entre los lazos de amor y esperanza. Valentino, un pequeño de apenas 20 meses, enfrenta una batalla que ningún niño debería librar: la leucemia mieloide aguda.
Tras un primer trasplante de médula ósea y una breve mejoría, su cuerpo ha vuelto a necesitar ayuda urgente. Esta vez, su salvación provendrá de alguien muy especial: su hermana mayor, Violeta.
Con tan solo unos años más que Valentino, Violeta entiende, a su manera, el inmenso acto de amor que está por hacer. “Ella sabe que tiene que darle un pedacito para que su hermano pueda vivir”, cuenta su madre, Hiromi Kitamikado entre lágrimas. Para la familia, este segundo trasplante no es solo una intervención médica, sino una nueva oportunidad para que su pequeño siga creciendo, jugando y riendo.
Valentino fue diagnosticado en enero. El 80% de su cuerpo estaba comprometido por la enfermedad. En abril recibió su primer trasplante y pasó dos intensos meses hospitalizado. Aunque al principio parecía que todo marchaba bien, a los 107 días comenzaron las señales de alarma: anemia hemolítica, supresión inmunológica y una médula vacía. El tratamiento no había surtido el efecto esperado. “Él necesita la médula para vivir”, dice su madre con firmeza, pero también con un profundo dolor.
Ahora, con fe renovada y fuerza de voluntad, la familia se prepara para un nuevo ingreso al hospital. Valentino recibirá siete días de quimioterapia intensiva y, por primera vez, radiación antes del trasplante. El procedimiento es riesgoso y agotador, pero la esperanza se mantiene viva gracias a Violeta.
En medio del caos emocional y médico, la familia también enfrenta una lucha económica. Los gastos del tratamiento han sido abrumadores, por lo que han creado una página de GoFundMe para recibir ayuda de la comunidad. “Le ponemos la vida de Valentino en las manos de Dios”, expresa Hiromi, aferrándose a la fe como su mayor sostén.
Este acto de amor entre hermanos nos recuerda que la esperanza a veces se encuentra en los gestos más puros, como el de una niña dispuesta a dar parte de sí para salvar a quien ama. Violeta no solo es una hermana, es una heroína silenciosa que, sin saberlo, podría estar salvando la vida de Valentino.
Hoy, más que nunca, esta familia necesita del apoyo colectivo. Porque cada granito de ayuda puede convertirse en un paso más hacia la recuperación de un pequeño guerrero que quiere seguir viviendo.
Fuente: Univisión Atlanta
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