La serie documental El lobo de Dios expone los abusos sexuales cometidos por Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, contra más de cincuenta menores.
Más allá de relatar los crímenes del ex sacerdote mexicano, la producción busca mostrar el impacto profundo y duradero que sus acciones tuvieron en las víctimas, sus familias y comunidades enteras durante décadas.
El documental no se limita a los hechos: revela la compleja red de poder político y religioso que permitió a Maciel evadir la justicia por más de 50 años. Testimonios de víctimas, investigaciones periodísticas y material inédito muestran cómo su imagen de liderazgo y santidad ocultaba corrupción, abuso y encubrimiento sistemático dentro de la iglesia.
Voces clave que participaron en la investigación, archivos inéditos y documentos oficiales ayudan a reconstruir la historia completa de cómo Maciel operó impunemente. La serie invita a reflexionar sobre la responsabilidad de quienes encubrieron los delitos y sobre las consecuencias de la impunidad, así como sobre la necesidad de justicia para las víctimas y transparencia en instituciones con poder espiritual y social.
Los comentarios en redes sociales reflejan la indignación y la frustración de la sociedad: algunos señalan el papel del Papa Juan Pablo II en la protección del clérigo, mientras que otros subrayan la separación entre la iglesia como institución y los creyentes, recordando que la verdadera fe se construye también en casa y en la vida cotidiana.
Muchos usuarios recuerdan que instituciones educativas como la universidad Anáhuac están vinculadas a los Legionarios de Cristo, lo que evidencia el alcance de la influencia de Maciel.
Otros destacan el contraste entre la riqueza y el poder de la jerarquía eclesiástica y la falta de acción frente a necesidades sociales como el hambre, cuestionando la moralidad de quienes deberían liderar con ejemplo.
El debate también refleja el miedo y la desconfianza que estos casos generan en nuevos y antiguos fieles, así como la urgencia de que la iglesia ofrezca disculpas y medidas concretas para proteger a las personas vulnerables.
El lobo de Dios no solo revela la historia de un depredador sino que muestra la importancia de la memoria, la justicia y la vigilancia social frente a estructuras que, cuando no son cuestionadas, pueden perpetuar el abuso y la impunidad durante generaciones.
En 2006, tras investigaciones del Vaticano, Maciel fue llamado a Roma y obligado a retirarse de la actividad pública y pastoral, viviendo sus últimos años en relativo aislamiento bajo supervisión de la Iglesia. Falleció el 30 de enero de 2008 en la Ciudad de México a los 87 años.
Desde entonces, su congregación ha enfrentado un proceso de reforma interna, implementando nuevas normas y supervisión para prevenir abusos, bajo la dirección de sucesores que buscan distanciar la institución de las prácticas de Maciel.
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