Lili Estefan y su hija Lina Luaces, quien representó a Cuba en el certamen Miss Universo 2025, se encuentran en el centro de una controversia luego de que surgieran acusaciones sobre un presunto incumplimiento de pago al diseñador que confeccionó el traje típico utilizado por la joven durante la competencia internacional.
La denuncia fue hecha pública por el periodista argentino Javier Ceriani, quien a través de su canal de YouTube aseguró que el diseñador, identificado como Calexi, no habría recibido el pago completo por su trabajo. Según Ceriani, el acuerdo incluía una compensación económica parcial y la promesa de promoción y visibilidad como forma de pago complementario, un compromiso que —afirma— no se habría cumplido.
De acuerdo con el comunicador, el diseñador fue responsable del traje típico inspirado en el dominó, una prenda que llamó la atención durante el certamen y que contribuyó a que Lina Luaces lograra posicionarse entre las 12 finalistas del concurso, celebrado y concluido el pasado 20 de noviembre. A pesar del impacto mediático y del reconocimiento obtenido, Ceriani sostiene que la remuneración recibida por el diseñador no estuvo a la altura del trabajo realizado.
“No se pagó lo suficiente por vestir a Miss Cuba”, afirmó Ceriani en su intervención, en la que también cuestionó que se pretendiera sustituir parte del pago acordado con supuesta publicidad que, hasta el momento, no se habría materializado. Según su versión, el diseñador habría aceptado inicialmente esas condiciones, confiando en que la exposición mediática derivada del certamen compensaría el acuerdo económico.
Hasta ahora, ni Lili Estefan, reconocida presentadora de televisión en Estados Unidos, ni su hija Lina Luaces se han pronunciado públicamente sobre estas señalamientos. Tampoco el diseñador Calexi ha ofrecido declaraciones directas que confirmen o desmientan los detalles del presunto conflicto económico.
La ausencia de una respuesta oficial ha alimentado las especulaciones en torno al caso, que se suma a otras polémicas que suelen rodear a los certámenes de belleza, donde los acuerdos entre diseñadores, patrocinadores y participantes no siempre quedan claros para el público.
Fuente: El Heraldo
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