La creciente influencia de Elon Musk en el gobierno de Donald Trump ha generado alarma entre legisladores demócratas, quienes advierten sobre una concentración de poder sin precedentes y fuera del escrutinio del Congreso. El magnate, conocido por su liderazgo en empresas como Tesla y SpaceX, ha sido designado como empleado especial del gobierno con acceso a información sensible y la capacidad de reestructurar agencias federales.
Desde que Trump asumió su segundo mandato, Musk ha tomado un papel central en la remodelación del gobierno. Se le ha otorgado espacio en la Casa Blanca para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una entidad encargada de reducir el gasto y eliminar burocracia. Su equipo ya se ha infiltrado en varias agencias federales para recolectar información y evaluar posibles recortes.
Una de las primeras instituciones afectadas ha sido la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), cuya sede en Washington fue bloqueada por la policía tras una orden de Musk para cerrar sus operaciones. "No es una agencia con problemas aislados; es un desastre completo. Hay que eliminarla por completo", afirmó el empresario.
El papel de Musk en la administración ha despertado preocupaciones sobre posibles conflictos de intereses, ya que sus empresas mantienen contratos federales y enfrentan regulaciones gubernamentales. Sin embargo, Trump ha minimizado estas preocupaciones, asegurando que Musk "no puede hacer nada sin nuestra aprobación" y que su participación es clave para lograr una mayor eficiencia en la administración pública.
Los republicanos defienden el rol de Musk, señalando que su intervención responde a las promesas de campaña de Trump de reducir el tamaño del gobierno. Por otro lado, los demócratas acusan a Musk de liderar una "toma de poder" sin controles ni transparencia.
"Haremos todo lo posible desde el Congreso y los tribunales para frenar este atropello", declaró el senador Chris Van Hollen, de Maryland.
Uno de los movimientos más preocupantes ha sido la integración de Musk en el sistema de pagos del Departamento del Tesoro, el cual maneja más de 5 billones de dólares al año en transacciones gubernamentales. Musk ha asegurado que puede reducir el déficit en 1 billón de dólares combatiendo el "despilfarro y fraude" en los pagos federales.
Exfuncionarios del Tesoro advierten que nunca antes se había permitido a un actor externo acceder a esta información. "Es el mayor hackeo de datos jamás visto en el mundo", denunció la senadora demócrata Tammy Baldwin.
La influencia de Musk en el gobierno parece ser, en parte, una recompensa por su apoyo a Trump en la campaña electoral. Su súper PAC, America PAC, invirtió más de 250 millones de dólares en la reelección del republicano y planea seguir respaldando a candidatos alineados con su visión.
Musk ha dejado claro que ve este momento como una oportunidad única para transformar el gobierno. "Si no lo hacemos ahora, nunca lo haremos. Es la mejor oportunidad que tendremos jamás", afirmó en una transmisión en vivo en X, su plataforma de redes sociales.
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