La UBPC “Fidel Domenech Rizo” en el reparto Baire, municipio Contramaestre, fue escenario de una tragedia el jueves pasado: varios hombres irrumpieron violentamente para robar ovejas, dejando un custodio asesinado por estrangulamiento y otro gravemente herido tras ser macheteado.
Según el reporte del periodista Yosmany Mayeta Labrada desde su perfil de Facebook, el custodio fallecido fue ahorcado con saña, mientras que su compañero permanece hospitalizado en estado crítico.
La provincia carece de equipos TAC operativos, impidiendo realizar un diagnóstico especializado de sus lesiones.
Los animales sustraídos se estiman más de diez fueron hallados sacrificados y distribuidos en instalaciones recreativas y gastronómicas del municipio, lo que ha generado sospechas sobre posibles complicidades entre receptadores estatales o privados.
La comunidad denuncia la presencia de redes locales que lucran con la carne ilícita derivada de este tipo de robos.
Vecinos y trabajadores agrícolas expresan su indignación y temor por la escalada del crimen organizado en las zonas rurales.
“Aquí lo que hay es desesperación, hambre, y cero autoridad que funcione para prevenir estas cosas”, señaló un residente bajo condición de anonimato.
Las autoridades han detenido al menos seis presuntos autores materiales del ataque, aunque la comunidad exige respuestas más allá de las capturas.
Los interrogantes clave son: ¿quién permitió que esa carne llegara a negocios locales? ¿existieron cómplices silenciosos?
Diversos informes señalan que la criminalidad en zonas rurales, especialmente el robo y sacrificio de ganado, ha repuntado durante 2025 tras un breve descenso inicial del año.
El Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana (OCAC) reveló que en 2024 la criminalidad aumentó un 50,72 % en comparación con 2023, generando un promedio de 3,6 delitos diarios en todo el país.
Las provincias más afectadas incluyen Santiago de Cuba y Matanzas .
Diputados de Contramaestre admitieron que solo uno o dos robos de ganado de cada cien tienen algún esclarecimiento o sanción.
Las causas están profundamente ligadas a la crisis económica, la escasez alimentaria, la corrupción institucional, la falta de control estatal y la impunidad.
El robo de ganado se intensifica en entornos donde las fuerzas del orden carecen de recursos y la estructura institucional no responde con eficacia.
Para los custodios y trabajadores agrícolas, este tipo de ataques no solo representa un peligro físico inmediato, sino también una carga psicológica y social profunda.
Las consecuencias de la violencia, la pérdida de ingresos y la exposición continua al riesgo aumentan el temor y contribuyen al desgaste social en comunidades vulnerables.
La ausencia de justicia efectiva y la normalización creciente del robo con violencia minan la confianza en las autoridades y refuerzan el sentimiento de abandono en zonas rurales.
La comunidad exige claridad, transparencia y sanciones ejemplares.
Mientras tanto, este caso vuelve a reivindicar la urgencia de una respuesta real del Estado para garantizar seguridad, justicia y salud en el entorno rural.
Continuaremos informando conforme se conozcan más detalles oficiales.
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