La grave escasez de personal en los hospitales cubanos ha llevado al Ministerio de Salud Pública (Minsap) a firmar un contrato con la mipyme privada SermaVCom, dedicada a servicios de limpieza, una decisión que ha provocado una fuerte controversia dentro y fuera del sector sanitario.
El acuerdo salió a la luz luego de que el periodista oficialista Henry Omar Pérez informara que la empresa está reclutando trabajadores para prestar servicios en el hospital provincial Arnaldo Milian Castro, en Santa Clara. La oferta salarial, de 8.500 pesos cubanos mensuales, llamó rápidamente la atención: cuadruplica el salario mínimo de los auxiliares de limpieza estatales, que ronda los 2.100 CUP.
La indignación no tardó en estallar, sobre todo porque ese salario supera incluso el ingreso mensual de algunos médicos y enfermeros del propio hospital. En redes sociales, numerosos usuarios cuestionaron lo que consideran una distorsión alarmante en la escala salarial del sistema de salud.
“Con ese sueldo, solo falta que los médicos se quiten la bata y se pongan a limpiar”, escribió Yahimy Rodríguez desde Santa Clara. Arelys Pérez, por su parte, comentó con ironía: “Yo gano la mitad y estudié toda una vida”. Otras reacciones resumieron el sentir general con frases como “el mundo al revés” o “¿dónde están los médicos cobrando eso?”.
Aunque algunos defienden la iniciativa como una oportunidad laboral en medio de la crisis económica, otros cuestionan el modelo elegido por el Estado. Para muchos, resulta incomprensible que se recurra a un intermediario privado en lugar de mejorar directamente los salarios y condiciones de los trabajadores estatales que ya desempeñan esas funciones.
“¿No sería más lógico subirles el sueldo a los empleados de limpieza del hospital en vez de pagarle más a una mipyme?”, se preguntó una usuaria en los comentarios. A esta inquietud se suma el temor a posibles sobrecostos y a la opacidad en el uso de los recursos públicos, un escenario que algunos consideran terreno fértil para la corrupción.
El debate se da en un contexto especialmente crítico para la salud pública cubana. Entre 2021 y 2024, más de 77.500 profesionales del sector —médicos, enfermeros y técnicos— abandonaron el sistema estatal, según cifras oficiales de la ONEI. Solo en 2023, la salida fue de 32.586 trabajadores, incluidos unos 13.000 médicos, lo que provocó un aumento de la ratio de habitantes por médico y la reducción de miles de camas hospitalarias.
Mientras el sistema interno se vacía, el Estado mantiene la exportación de personal sanitario a decenas de países, reteniendo la mayor parte de los salarios como fuente de divisas. Este contraste, junto a la reciente contratación de una mipyme para servicios básicos en hospitales, refuerza la percepción de una crisis estructural profunda, donde las prioridades parecen cada vez más desconectadas de la realidad de quienes sostienen el sistema desde dentro.
En medio de apagones, falta de insumos y éxodo profesional, la polémica contratación no solo expone desigualdades salariales, sino que también pone en evidencia las grietas de un modelo sanitario que lucha por mantenerse en pie.
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