El éxodo cubano continúa marcando la vida de miles de familias que buscan un destino distinto ante la crisis económica y social de la Isla. El aeropuerto de La Habana sigue siendo la vía principal de salida hacia Nicaragua, un país que se ha convertido en el punto de partida para nuevas rutas migratorias.
Aunque las políticas de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump endurecieron el control fronterizo y redujeron al mínimo el cruce por la frontera sur, los cubanos no detienen sus planes. Muchos prefieren establecerse temporalmente en otras naciones, esperando el momento oportuno para intentar llegar a territorio estadounidense.
“Cada viaje es un salto al vacío, pero también una esperanza de vida mejor”, relata Katherine, una joven cubana que decidió contar su experiencia a través de su canal de YouTube, La Qbanita.
En su testimonio, narró cómo junto a su esposo y su hijo emprendió el viaje hacia Managua. La preparación inició desde la madrugada en el aeropuerto, donde debieron enfrentar largas colas, pagos adicionales por el equipaje y la necesidad de usar moneda nacional en varias compras, ya que el cambio con dólares resultaba desfavorable.
En su relato, Katherine subrayó la diferencia en infraestructura y servicios entre Cuba y Nicaragua, especialmente al llegar a Managua. Para ella, detalles como el alumbrado público y el orden en las calles se convirtieron en símbolos de un cambio que ilusiona, aun cuando el camino apenas comienza. Su historia refleja las dificultades logísticas y emocionales de quienes deciden dejarlo todo atrás, apostando por una vida distinta.
Otro testimonio es el del youtuber cubano Abelito Nemo, conocido por sus videos sobre bienes raíces en la Isla. Su decisión de emigrar estuvo marcada por los constantes apagones, la falta de oportunidades y el anhelo de libertad.
En su travesía documentada hacia México, pasó por varias escalas, incluyendo Lima, Managua, Honduras y Guatemala. Durante el trayecto enfrentó extorsiones, peligros en los cruces y la precariedad de los servicios, aunque siempre resaltó la diferencia respecto a la realidad cubana.
Abelito se estableció en Mérida, Yucatán, donde inició un nuevo capítulo en su vida. Su historia, al igual que la de Katherine, expone las motivaciones y sacrificios de los cubanos que no ven otra salida que emigrar. Ambos casos se suman a un fenómeno colectivo que muestra cómo, pese a los obstáculos, miles de personas siguen apostando por salir de la Isla, guiados por la esperanza de un futuro más digno.
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