El Gobierno de Cuba anunció que pretende sembrar 200 mil hectáreas de arroz en 2026, el doble de lo previsto para este año, en un intento por aumentar la producción nacional de un alimento básico en la dieta del país. Sin embargo, el objetivo sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda interna, informaron este miércoles medios oficiales.
El presidente del Grupo Agrícola del Ministerio de Agricultura, Orlando Linares, explicó que la mitad de las hectáreas proyectadas se concentrarán en las provincias de Pinar del Río, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey y Granma, según publicó el diario Granma.
Linares aseguró que el plan contará con semillas nacionales y con el apoyo de la parte vietnamita del programa, que aportará sus propias simientes. Actualmente, una empresa de Vietnam produce arroz en Cuba y es la primera compañía extranjera con concesión de tierras desde 1959. En 2023, su cosecha alcanzó las 1.000 hectáreas, apenas un 3,3 % del total plantado en la isla.
El plan de 2025 contempló aumentar la superficie cultivada y mantener la productividad para alcanzar unas 100 mil toneladas, aunque los resultados finales de la campaña aún no se han divulgado. En 2024, la producción nacional fue de 80 mil toneladas, lo que representa solo un 11 % del consumo anual del país y un 30 % de lo que se producía seis años atrás, según datos oficiales.
Estas cifras reflejan el profundo retroceso del sector agrícola cubano en los últimos cinco años, pese a la aprobación en 2022 de una Ley de Seguridad Alimentaria. Entre 2012 y 2018, la producción de arroz había crecido gradualmente hasta alcanzar las 304 mil toneladas, de las 700 mil que necesita el país cada año. Pero desde entonces, la caída ha sido “dramática” debido a la falta de insumos, fertilizantes y combustible, según reconocen las propias autoridades.
La productividad también se ha desplomado: mientras en 2018 cada hectárea rendía algo más de dos toneladas de arroz, en 2024 la cifra se redujo a una tonelada por hectárea.
La disminución de la producción obligó al Gobierno a importar el 100 % del arroz destinado a la libreta de abastecimiento, lo que implica un gasto significativo en divisas para el Estado. De acuerdo con estimaciones de Naciones Unidas, Cuba importa cerca del 80 % de los alimentos que consume, en un contexto de severas dificultades económicas derivadas de la caída del turismo y de las remesas.
El Ejecutivo ha reconocido que destina unos 1.600 millones de dólares anuales a la importación de alimentos para la canasta básica y cerca de 2.000 millones a la compra de crudo y derivados.
Factores como la pandemia de la covid-19, el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos y los errores en la política económica interna han profundizado los desequilibrios estructurales del país, limitando su capacidad para recuperar la autosuficiencia alimentaria.
Aunque el nuevo plan agrícola busca duplicar la siembra de arroz, los expertos advierten que sin acceso a recursos, tecnología y estabilidad energética, será difícil revertir una crisis que afecta tanto al campo cubano como a la mesa de millones de familias.