El Tribunal Municipal de Santa Clara dictó una sentencia de seis años de prisión contra José Manuel Cabrera Sosa, acusado de comercializar medicamentos y materiales médicos de manera ilegal, en un caso que refleja la creciente desesperación de la población ante la escasez de fármacos en Cuba.
La sentencia, emitida en el juicio oral No. 72 de 2025, fue leída en la emisora oficialista CMHW y confirmó que Cabrera Sosa fue arrestado por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en La Candonga, una zona próxima al Hospital Arnaldo Millán Castro, donde frecuentemente los ciudadanos acuden en busca de medicamentos fuera del sistema estatal.
Durante su detención, las autoridades ocuparon una amplia variedad de fármacos y materiales médicos, entre ellos tramador y benadrilina, sustancias clasificadas por la resolución ministerial 52 de 2022 del Ministerio de Salud Pública como productos con efectos similares a las drogas.
El juicio reveló que Cabrera Sosa obtenía los medicamentos de fuentes desconocidas en Santa Clara para revenderlos luego en el mercado informal. En total, el acusado comercializaba 45 tipos de fármacos de alta demanda —muchos de ellos controlados— además de insumos médicos como jeringas, látex folicateter y esparadrapos.
El tribunal lo declaró culpable de comercialización de drogas ilícitas y de actividades económicas ilícitas, imponiéndole además una sanción de comiso de los bienes ocupados y la prohibición de salir del país. Tanto la defensa como la Fiscalía pueden apelar la decisión, conforme a la legislación vigente.
La noticia surge en un contexto de crisis sanitaria y desabastecimiento de medicamentos sin precedentes. Autoridades de salud reconocen que la escasez afecta especialmente a pacientes con enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes, mientras los hospitales y farmacias estatales apenas logran sostener el suministro básico.
El Dr. Pedro Tanquero Riaño, director provincial de Farmacia y Óptica en Matanzas, calificó la situación como “muy tensa”, subrayando el impacto que tiene sobre los tratamientos prolongados.
Para enfrentar la carencia de medicamentos industriales, el régimen ha intentado impulsar la producción de fármacos naturales, como el jarabe de miel y el himefasma, pero la falta de azúcar y alcohol ha frenado su fabricación. Aunque el plan anual preveía 10 millones de frascos, solo una parte mínima se ha producido.
Este panorama ha favorecido el crecimiento del mercado negro, donde los medicamentos importados alcanzan precios inasumibles para la mayoría de los cubanos, y donde casos como el de Cabrera Sosa se vuelven cada vez más comunes, reflejando la fragilidad del sistema sanitario y la incapacidad del Estado para garantizar el acceso a tratamientos esenciales.
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