Un ciudadano cubano compartió en redes sociales una denuncia que resume el estado actual de los mercados en Cienfuegos y que, al mismo tiempo, se convierte en reflejo de lo que vive la Isla entera.
El hombre publicó con frustración: “Hielo × Pollo y no hay Pescado. En la Ruina, esquina 60 y 37, Cienfuegos. Una libra exacta de hielo, lo acabo de pesar”. Su mensaje no fue solo una queja, sino también una radiografía del deterioro económico que enfrenta la población. La realidad de tener que pesar una libra de hielo para confirmar lo que recibe es muestra de la desconfianza y del desgaste que sufre el cubano de a pie en un contexto de carencias constantes.
“Cada palabra del testimonio refleja un grito de supervivencia en medio de la rutina diaria. El contraste entre hielo y pollo, la ausencia de pescado y la exactitud de un peso medido con desconfianza, revelan la precariedad de la vida cotidiana en Cienfuegos y en gran parte del país”.
Esta escena común, que parecería trivial en otro lugar, en Cuba se convierte en símbolo de la crisis.
En los barrios y mercados, la frase “Cuba sálvate” comienza a resonar como un eco de desesperanza y al mismo tiempo como un llamado a resistir. La escasez no solo afecta la mesa familiar, sino también la moral de quienes deben hacer largas colas para conseguir productos básicos que rara vez alcanzan.
El hielo, que en muchas partes del mundo es un producto accesorio, en este caso se convierte en protagonista, desplazando al pescado ausente y al pollo que apenas aparece.
El testimonio publicado en Facebook es más que una anécdota. Es un retrato de la falta de recursos, del colapso de la economía doméstica y del impacto directo en la vida diaria de miles de familias.
Cada mercado, cada esquina, cada peso exacto medido es parte de un relato colectivo que hoy se comparte con resignación pero también con la esperanza de un cambio que aún no llega.
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