En un hecho inusual dentro del panorama artístico cubano, el popular músico Cándido Fabre, conocido por su apoyo histórico al régimen de La Habana, se pronunció públicamente contra la censura que durante décadas el gobierno ha mantenido sobre la figura de Celia Cruz, la legendaria “Guarachera del Mundo”.
El pronunciamiento de Fabre llega tras la cancelación oficial en Cuba del homenaje por el centenario del nacimiento de Celia Cruz, una decisión que provocó críticas dentro y fuera de la isla. A través de sus redes sociales, el cantautor escribió un mensaje contundente en el que llamó a reconocer la grandeza de la artista sin mezclar la política con la cultura.
“Eterna Celia Cruz, gloria cubana, merece mil homenajes… pero aquí, en su tierra natal, en su Santo Suárez.
Sin rencores políticos, aplausos a la verdadera sonera, Guarachera del Mundo, gloria eterna.
Hoy la radio, la prensa, la televisión deben dar la oportunidad a la juventud de saber quién fue, es y será la Doña Celia Cruz.
Yo, Cándido, el hijo de Sixta y de Papá Neto.”
El gesto de Fabre, uno de los intérpretes más identificados con la música popular y con los eventos culturales promovidos por el gobierno, rompe con la línea oficial de silencio y veto que pesa sobre Celia Cruz desde su exilio en 1960. La artista, que falleció en 2003 en Estados Unidos, fue borrada de la historia cultural oficial de la isla por su oposición abierta a la dictadura de Fidel Castro y su apoyo a la comunidad cubana en el exilio.
Durante décadas, su música fue prohibida en la radio, televisión y escenarios de Cuba, y su nombre eliminado de los espacios académicos y mediáticos. Sin embargo, su legado sigue vivo a nivel mundial, donde Celia Cruz es reconocida como una de las voces más importantes de la música latina y un símbolo de la diáspora cubana.
El reclamo de Fabre tiene un peso especial porque proviene de una figura estrechamente vinculada al aparato cultural del régimen, lo que da cuenta del creciente malestar entre artistas que comienzan a cuestionar abiertamente la censura impuesta por motivos ideológicos. Su mensaje, sin ataques directos al poder, resulta una sutil pero poderosa crítica a un sistema que continúa negando el reconocimiento a una de las figuras más universales de Cuba.
A pesar del silencio oficial, Celia Cruz ha vencido el olvido impuesto por la censura estatal. Sus canciones siguen siendo escuchadas en fiestas, taxis y hogares cubanos, mientras en el mundo entero se multiplican los homenajes a su legado. Este año, tanto en Estados Unidos como en América Latina y Europa, su centenario ha sido motivo de exposiciones, conciertos y documentales.
El reciente homenaje realizado en La Habana por la Iglesia de Nuestra Señora de la Caridad, al que asistió el jefe de la misión diplomática de Estados Unidos, Mike Hammer, marcó otro momento simbólico de reconocimiento internacional dentro del propio territorio cubano, donde el Estado se negó a hacerlo oficialmente.
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